Edmondo De Amicis: Constantinopla
Páginas de espuma, Madrid, 2007
Lo primero que hace Edmondo De Amicis al ver Constantinopla es poner orden al revoltijo sensorial que lo apabulla. Pasamanero del detalle, De Amicis se revuelve en sus propias contradicciones. Se explica y no se explica. ¿Es fea Constantinopla? No, horrible. ¿Es bella? No, prodigiosa. ¿Gusta? No, embriaga. Entonces, ¿en qué coño quedamos?, se pregunta el desconcertado lector.