Autor: admin 3 junio 2010

No soy historiador, de modo que no se deberá esperar de estas cuartillas revelaciones extraordinarias ni novedosas. No soy más que un escritor, y si no se me tomara por una arrogancia, diría que un modesto novelista y un poeta que se ha ocupado de hechos nimios casi siempre, y de un hecho nimio, microscópico, voy a ocuparme ahora: de una fotografía.

Llegó después de la guerra al Ministerio de Fomento, requisada por algún servicio de incautación del ejército vencedor. Allí permaneció sepultada muchos años, hasta que este Ministerio cedió en los años sesenta sus viejos archivos de la guerra al Ministerio de Información y Turismo, que a su vez los traspasó al de Cultura, donde seguían en 1984, año en el que finalmente este Ministerio hubo de desalojar el edificio y traspasar aquellos fondos documentales y gráficos a la Biblioteca Nacional. Allí siguieron durmiendo su largo sueño otros veinte años, hasta que, en el curso de ciertos rastreos documentales, Eric de Giles, un joven investigador comisionado por la Residencia de Estudiantes, la descubrió.

Autor: admin 5 marzo 2009

Andrés Trapiello

El escrito que el lector va a encontrar a continuación es la tercera versión de uno que fui enviando sucesivamente a la revista Paradores, que edita la editora Hachette por encargo de la empresa Paradores Nacionales, de titularidad pública, y que la revista Paradores y la Dirección de la empresa tuvieron a bien rechazarle a uno otras tres veces.

Quizá valga la pena relatar aquí la modesta peripecia; quién sabe si acabará teniendo más interés moral este proemio que interés literario pueda tener el articulito.

Autor: admin 19 noviembre 2008

Andrés Trapiello

Al poco de aparecer en castellano este libro que el lector tiene en sus manos, y desde luego antes de que lo hubiesen leído la mayoría de quienes empezaban a hablar de él, circularon por la pequeña sociedad literaria española algunos comentarios, recelosos unas veces y maliciosos otras.

Cierto que era una osadía «continuar» el Quijote, tanto como hacerlo en «la misma» lengua en que había sido escrito este, pero lo cierto es que mi libro ni está ni podría estar escrito en «la misma» lengua de Cervantes ni tampoco podría ser «una continuación» de algo que el propio Cervantes dejó cerrado y bien cerrado en las últimas páginas de La segunda parte del Ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.

Autor: admin 16 mayo 2007

Andrés Trapiello: La cosa en sí
Pre-Textos, Valencia, 2006

A estas alturas hace falta tener muchos prejuicios o leer con muchas dioptrías 
(o, simplemente, no leer) para no advertir o no saber que lo que está haciendo Andrés Trapiello con su Salón de pasos perdidos es el mayor proyecto narrativo que se está llevando a cabo en este país, y seguramente en nuestra lengua. Y lo de “mayor”, desde luego, no es solo por lo voluminoso (van catorce entregas que, reunidas, rozan ya las diez mil páginas) sino por la trascendencia de lo que en ellos se va tejiendo, convirtiéndose tomo a tomo (y con mucho más silencio y humildad de lo que alguno pudiera pensar) en una particularísima y preciosa crónica de lo que nos está pasando. Estoy seguro de que en el futuro estos libros serán aún más leídos que ahora, ya que de ellos tendrá que quedar lo que más importa: no tanto lo que tienen de divertido y malicioso paseo por las cloacas y las tripas de la “vida literaria” nacional, sino la vida y poesía que rebosan de las páginas dedicadas al campo extremeño, al Rastro, a las gentes sencillas y humildes que se cruzan en su camino, o a su familia y amigos.

Autor: admin 1 marzo 2007

Andrés Trapiello

Hay muchas clases de diarios y, claro, tantas formas de escribirlos y de leerlos como personas, y son tan diferentes entre sí, que a menudo creeríamos que se trata de individuos de una especie distinta.

Si alguna vez ha dicho uno que el diario viene a ser como la huella digital del sentir y pensar de quien lo escribe, es porque hay en el hecho de escribirlo como una fatalidad, algo en lo que no nos es en absoluto posible decidir, como ninguno de nosotros podemos elegir la huella que llevamos en los dedos. También llevamos nuestro diario, como una huella, inseparable de nosotros, con esas misteriosas y caprichosas anfractuosidades que nos identifican. Y de ese manera cuando hablamos de “llevar” un diario, más que de escribirlo, estamos apuntando a la inevitabilidad de vivirlo, como llevamos la vida hacia adelante, al tiempo que es la propia vida quien nos arrastra sin que podamos oponerle demasiada resistencia (y al peligro que en ello veía Unamuno, a propósito de los diarios de Amiel, que parecía vivir únicamente para llevar su diario, para poder contarlo en un diario, o sea, para dejarse llevar por su diario, a ese peligro deberíamos referirnos como un tragicómico acontecer, una especie de patología como el alcoholismo, solo que en este caso hablamos de un alcoholismo de sí mismo, el que padece ebriedad de su vida, como aquel solipsista González Ruano que se hizo estampar en su papel de cartas la divisa “de mi deseo gozo”).

Autor: admin 16 enero 2007

Eloy Sánchez Rosillo: Confidencias
Sevilla, Renacimiento, 2006
Selección y prólogo de A. Trapiello
Andrés Trapiello: El volador de cometas
Sevilla, Renacimiento, 2006
Selección y prólogo de E. Sánchez Rosillo
Andrés Trapiello: Oficio parvo (antología poética)
Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2006
Prólogo y selección de José Muñoz Millanes

El verdadero género de la poesía no es la oda, ni el himno, ni la epístola, ni menos aún la égloga o el epicedio, claro está, sino la antología. Aparte los acérrimos letraheridos, los fidelísimos devotos, el público conoce a los poetas, en la escasa medida en que los conoce, a través de las antologías. En otros tiempos circulaban cancioneros, flores y florestas, florilegios… que casi nunca eran antologías de un solo poeta, sino de varios. Hoy, si bien no falta, es más, abunda, este tipo de obras de criterio epocal, estilístico o temático, se le suele conceder más atención a la selección de autor, es decir, a las flores de un solo jardín. No hay autor consagrado que no cuente con un volumen de poemas escogidos, con una antología. O varias.