Autor: admin 21 septiembre 2009

Fernando Sánchez Alonso

A Antonio Garrido Domínguez, 
quien indirectamente me sugirió este texto.

¿Qué es un crítico literario?

El crítico literario es un médium a través del cual habla el texto. Expresado de otra manera, el crítico es un poseso, como sostenía Platón al hablar del entusiasmo del poeta y de la locura divina, la única sagrada; alguien, en fin, por cuya boca se manifiesta la voluntad de los dioses. En ese estado de delirio, y abducida la voluntad por las fuerzas de la santa tradición literaria, arropado por sumos sacerdotes, textos muertos y autores que solo él ve, nadie más, el crítico escribe su reseña y aun vaticina y profetiza la suerte que correrá un autor. Y para demostrar que su voz no es su voz, sino la de una instancia suprema, su reseña a menudo adopta unos exquisitos modales esotéricos, como si estuviera a medio camino entre los garabatos de una piedra Rosetta compuesta por un autista con problemas de lateralidad y un fragmento arrancado del I Ching traducido al cristiano directamente de una versión al bielorruso por alguien que solo chapurrea el pakistaní.

Autor: admin 11 mayo 2009

Fernando Sánchez Alonso

Dubego aprovechó que ella estaba concentrada en el examen de los horarios de autobuses para observarla a sus anchas y dibujarla a fuego en la memoria, porque de pronto lo sobrecogió una tristeza que se anticipaba a su origen, la tristeza que nacía de comprender que no volvería a verla después de aquella excursión. Así que allí mismo se impuso el deber de aprender a recitarse a Anna de memoria, y es lo que estuvo haciendo durante buena parte del viaje. Dubego tanteó, buscó, eliminó, seleccionó, borró y sustituyó adjetivos hasta que purificó el retrato de cualquier elemento accesorio y superfluo, y Anna, como en la tradición petrarquista, se quedó tan solo con los ojos grandes y oscuros, apenas corregido aquel negror de zíngara italiana por un leve matiz pardo que no solo le brillaba hermosamente en los días de sol, sino que, además, le suprimía ese extraño nerviosismo sin causa ni porqué que a veces le asomaba a la mirada. Anna, por lo demás, tenía unos ojos felinos y lectores por los que habían pasado toda la prosa de Cervantes y toda la leyenda negra de España, y eso se los había oscurecido todavía más.

Autor: admin 2 enero 2009

Fernando Sánchez Alonso

Quien llega al Hades no iniciado y sin haber cumplido los ritos, yacerá en el fango; pero el que llega purificado y cumplidos los ritos, habitará allí con los dioses.

(Platón, Fedón 69 c)

Todo irá bien. No te preocupes. Ya te contaré cuando vuelva.

Inclinado sobre el hule, sobre aquellos cuadritos que no terminaban de sugerir domingos de tortilla de patatas y moscas en el campo, Manuel separó la caperuza del bolígrafo, se sujetó el labio con los dientes para ganar tiempo y comenzó a apoyar las palabras encima de la delgada línea azul del cuaderno. Poco a poco, en los trazos firmes se fue formando, invisible casi y sin querer, un deseo o una esperanza: la de ser bendecido por ella cuando despertase y leyera.

Autor: admin 3 noviembre 2007

Fernando Sánchez Alonso

A Giovanna, secretamente

Todavía no has visto la carta. Todavía te faltan tres horas para darte de bruces con la locura y el horror, como consignarás más tarde, sin exagerar un punto, en tu grabadora Sony. Ahora solo cabe esperar, pero cuando el plazo se cumpla, cuando inicies el gesto de introducir la llave en la cerradura y entres en casa, empezará todo. Primeramente, dejarás la mochila en el pasillo y casi a tientas avanzarás hasta el salón oyendo bajo tus pasos el refunfuño estropeado de la vieja tarima flotante que nunca nos decidimos a cambiar, ¿te acuerdas? (Pero ya no nos quedará tiempo, amor, ya no nos quedará tiempo para eso ni para nada.) Luego te detendrás en el umbral del salón y apretarás el interruptor que enciende los halógenos del techo. Está a punto de comenzar tu noche oscura.

Autor: admin 12 mayo 2007

Fernando Sánchez Alonso

Me ha hecho gracia tu pregunta.

Hay cosas que no pueden saberse, pero tal vez pueda ayudarte la explicación de que hasta donde me alcanza la memoria mi vida ha sido un viaje de ida hacia las negruras (no dramatizo) del que casi siempre ha estado excluida la promesa de regreso a la felicidad, rudimentaria y afable, no vayas a creerte que extremo las ambiciones, una felicidad que yo cifraba en aquella pequeña casa de campo que hace tiempo que no es mía porque se la quedó mi antigua mujer cuando hicimos la separación de bienes; en la familia que acabó abandonándome a mi suerte, no se lo reprocho; en el ímpetu de la adolescencia, que ha sido sustituido por la cobardía, lo único que hoy puedo ofrecerte; en el amor que aprendí a querer y a desear sin éxito.