Ian Gibson
Lorca y el mundo gay
Planeta, Barcelona, 2009
¿Le quedaba algo por decir a Ian Gibson sobre la vida y la muerte de Federico García Lorca después de los miles de páginas que le ha dedicado? Abrimos su nuevo libro con un cierto escepticismo, pero no tardamos en darnos cuenta de que hay algo más que morbosa curiosidad en esta minuciosa indagación en la sexualidad lorquiana, en este recuento de anécdotas no siempre desconocidas.
La homosexualidad de Lorca, que él quiso discreta, nada reinvindicativa, no se reduce a un dato de su vida privada que el admirador de su poesía y el estudioso puedan dejar pudorosamente al margen. Conoció desde niño el desprecio, la brutalidad de una sociedad homófoba y su muerte no fue solo un crimen político; la saña de los asesinos no estaba motivada únicamente por sus simpatías izquierdistas. La misma mañana de su asesinato, ocurrido el 18 de agosto de 1936, Juan Luis Trescastro entró en un bar granadino y dijo en voz alta, para que todos le oyesen: «Acabamos de matar a Federico García Lorca. Yo le metí dos tiros en el culo por maricón».