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Novedades en Crisis de Papel

  • El humor, la poesía    Jaime García-MáiquezLa humana cosaPrólogo de Luis Alberto de CuencaRenacimiento. Sevilla, 2024. Jaime García-Máiquez es un poeta paradójico: muy de escuela, con claros y reconocidos maestros, y a l …
  • Qué hacer con la poesía   Raquel LanserosEl sol y las otras estrellasVisor. Madrid, 2024. La poesía es imprescindible; la mayoría de los libros de poesía que se publican son perfectamente prescindibles. O dicho con otras pal …
  • Benet y el síndrome de Diógenes   El plural es una lataBiografía de Juan BenetJ. Benito FernándezRenacimiento. Sevilla, 2024. El autor de esta primera biografía de Juan Benet tiene una de las principales cualidades necesarias para s …

Novedades en Café Arcadia

  • Los papeles perdidos: Galdós en Aldeanueva   1GRANDES ESPAÑOLES Allá por 1910 o 1911, dos jóvenes periodistas  –Luis Antón del Olmet y Arturo García Carraffa– tuvieron la idea de publicar una serie de libros biográficos sobre “Los grandes es …
  • Los papeles perdidos: El misterio de la Quinta    1MARTINHO DA ARCADA En una esquina se encuentra sentado Fernando Pessoa. Su postura es muy semejante a la del famoso cuadro de Almada Negreiros. Una taza de café sobre la mesa, un cigarrillo en una …
  • Coraje y alegría: El arte de perder  Sábado, 22 de junioLOS NUEVOS MÁRTIRES Hojeo el periódico mientras llegan los amigos con los que he quedado para comer. Cuando llegan, no puedo por menos de comentarles una noticia.             —Di …
Autor: admin 14 enero 2009

Toni Montesinos

A Rita Varela

Cual aéreo travelling cinematográfico, la parte sur y el perfil derecho de Manhattan se convierten en una de las panorámicas más absorbentes, más mentirosas y perfectas, que se pueden contemplar desde el cielo. Por la ventanilla de un pequeñísimo avión que ha salido de Filadelfia rumbo al aeropuerto de La Guardia y que a esas alturas de travesía ya vuela muy bajo, se divisa la ciudad de una forma inolvidable, excepcionalmente limpia y serena. Son toneladas de cemento y vigas organizadas en edificios, tras una estatua isleña con el brazo levantado y el rectángulo verde del parque, que se clava en la memoria para siempre de ese modo irreal que el recuerdo intensifica, con las ganas de volver donde se estuvo no en una futura y nueva oportunidad, sino en aquella misma que se vivió, como si uno pudiese, a lo antiheráclito, embriagarse en el mismo río dos veces.

Autor: admin 13 enero 2009

Ana María Reviriego

Los grandes ausentes de este viaje serían los libros, yo para no irme huérfana, el último día, como la maleta ya rebosaba y no se podía llevar más, eché mano a la estantería y cogí uno al azar, era el libro de poemas Alas, de Inma Chacón, me pareció un buen título pensando que dentro de dos horas echaría a volar por los aires hasta Singapur, así que lo metí deprisa en el bolso de mano y se vino conmigo. Saliendo de Frankfurt, donde habíamos hecho escala, se me ocurrió abrirlo y me encontré con una foto mía y de mi hijo (al que iba a ver) en Dresde, de espaldas a la catedral y al río, y el primer poema en que Inma le dice a Dulce que se volvió a Vietnam y el segundo regálame Berlín, demasiadas coincidencias para yo no pensar que todo tenía que ver con la buena estrella que preveía para este viaje, a mi cabeza acudieron las palabras bueno y bien, de golpe. Seguro que sería el signo del viaje.

Autor: admin 11 enero 2009

Alfonso López Alfonso

VIDA Y LITERATURA

A finales del siglo i a. C. el mayor de los poetas latinos, Virgilio, estaba a punto de terminar la Eneida, una obra épica y fundacional que reescribía la historia de Roma hasta los albores imperiales. El escritor no se encontraba del todo contento con el resultado, sentía que a lo escrito le faltaba algo, que le faltaba precisión, exactitud, que debía ser más fiel a lo que había inventado, y por eso decidió embarcarse para conocer las costas griegas que tenían una presencia desencadenante en su epopeya. Su plan no salió bien: llegar a Atenas, encontrarse con el autonombrado hombre-dios o emperador Augusto, coger una insolación y regresar del viaje con la muerte susurrándole plácemes al oído fue todo uno, pero el caso es que a Virgilio algo le había incitado a ir más allá de su imaginación, a atornillarla, si se quiere, a una realidad algo geológica. Eso es lo que ahora nos interesa.

Autor: admin 6 enero 2009

Antonio Rivero Taravillo

Poco es lo que sabemos, aún hoy, de Serafín Fernández Ferro, el joven gallego que robó el corazón a Luis Cernuda y le inspiró uno de los mejores poemarios de su primera época, Donde habite el olvido. Y, sin embargo, ya hay un buen número de datos, dispersos aquí y allá, que juntos permiten alcanzar una imagen más o menos fiel de aquel muchacho que también llegó él mismo a componer poesía y que tras alternar con varios miembros de la Generación del 27 y luchar en la guerra civil, y ser actor en Sierra de Teruel, la película de André Malraux en la que colaboró Max Aub, se trasladó a México a llevar una vida oscura y relativamente pronto truncada. Las siguientes páginas son el ordenado acopio de todas esas informaciones fragmentarias, en parte recopiladas en 1999 por Miguel Longo Fermoso, más la incorporación de investigaciones recientes entre las que se incluyen las realizadas por el periodista mexicano Antonio Bertrán, que ya ocupó hace pocos años la atención de los estudios cernudianos al localizar en la Guadalajara de Jalisco al amor crepuscular de Cernuda, el culturista Salvador, protagonista mudo de «Poemas para un cuerpo». Son, en definitiva, los capítulos, aún en el aire, de lo que podría dar para una sugerente novela.

Autor: admin 5 enero 2009

Luis Pérez Ortiz nació en León (1957), pero emigró a Madrid en 1965. Es licenciado en Bellas Artes y Filosofía, así como profesor y pintor muy esporádico. Se gana la vida haciendo de ilustrador profesional (firma: LPO), especializado en artículos de opinión y caricaturas de escritores. Ha publicado las novelas La escondida senda (1998), Apuntes de Malpaís (1998), Balneario de almas (2000), las tres en la editorial Lengua de Trapo, y Anonimato (2006, en la ovetense editorial Laria), así como diversos artículos y relatos, entre ellos «La retribución», en el volumen colectivo Daños colaterales (2002, Lengua de Trapo). Fue miembro fundador de la revista intermitente de creación Massaconfusa.

Autor: admin 4 enero 2009

Santiago Beruete

ERATO, INSULA POETARIUM

… pero cuando el Estado toma a su cargo a los artistas, 
triunfa el mal gusto.

(Ernst Jünger)

Se ha escrito que los poetas son pésimos gobernantes. Tal vez como reacción a esta tesis, citada con frecuencia desde los tiempos de Platón, surgió entre los pensadores utópicos del Renacimiento la idea de que una república gobernada por poetas no solo sería más armoniosa sino también más justa. Siguiendo las enseñanzas de esta nueva filosofía, una caterva de versificadores y coplistas, capitaneados por Mario Aleixandre, protagonizó el primer y único intento que recuerda la historia de fundar una república de las letras. Esta ciudad, bautizada en honor de la musa de la poesía con el nombre de Erato, ocupaba una de las islas del lago Trasimeno.

Autor: admin 3 enero 2009

Eduardo Halfon

La culebra desapareció rápido bajo unos cojines. Maite inmediatamente se llevó a los tres niños al dormitorio principal, en el segundo piso, mientras Jorge, con su hierro nueve en las manos, se encerró en la salita —para que esta vez, según gritó desde adentro, no se le escapara— y empezó a tirar los cojines y a remover los muebles y a gruñir obscenidades. Arriba escuchaban los alaridos. Maite tenía en los brazos a Jorgito e intentaba calmarlo. Gaby hablaba del color pardo de la culebra, de su tamaño y posible veneno, de los sitios exactos donde la habían visto, de las razones por qué seguía metida en la casa después de tantos meses.

—Podría ser una cantil o quizás una coral —dijo—, cuyo veneno es muy parecido con el de las cobras. ¿Sabías tú eso, mami? Pero no creo que sea una coral. Es demasiado gordita.

Autor: admin 2 enero 2009

Fernando Sánchez Alonso

Quien llega al Hades no iniciado y sin haber cumplido los ritos, yacerá en el fango; pero el que llega purificado y cumplidos los ritos, habitará allí con los dioses.

(Platón, Fedón 69 c)

Todo irá bien. No te preocupes. Ya te contaré cuando vuelva.

Inclinado sobre el hule, sobre aquellos cuadritos que no terminaban de sugerir domingos de tortilla de patatas y moscas en el campo, Manuel separó la caperuza del bolígrafo, se sujetó el labio con los dientes para ganar tiempo y comenzó a apoyar las palabras encima de la delgada línea azul del cuaderno. Poco a poco, en los trazos firmes se fue formando, invisible casi y sin querer, un deseo o una esperanza: la de ser bendecido por ella cuando despertase y leyera.

Autor: admin 1 enero 2009

Alejandro Bekes

Recuerdo que un día, conversando con un amigo a quien considero un buen poeta, le dije que una de mis lecturas inolvidables de la adolescencia había sido la de Rubén Darío. Él me repuso que en su adolescencia había leído a los poetas norteamericanos y que jamás se le hubiera ocurrido leer a Rubén Darío. No le pregunté por qué rechazaba él a Rubén Darío, aunque después pensé que tal vez la culpa de eso la tuvo algún profesor o profesora de literatura. Le pregunté en cambio si había leído a aquellos poetas en inglés, y me respondió que no, que los había leído en castellano. El detalle es que entonces él no había leído a Ezra Pound o a Robert Frost o a Conrad Aiken, sino al traductor de esos y de otros poetas. Es claro, se me dirá, que con este criterio nadie ha leído a Platón ni a Dostoievsky, salvo los contados que entre nosotros pueden leer de corrido el griego o el ruso. Es una gran verdad. Y agreguemos a esa verdad esta otra: que si puede haber considerable distancia entre lo que expresó un novelista o un filósofo y lo que su traductor nos hace creer que dijeron, esto se multiplica hasta el escándalo cuando se trata de poesía.

Autor: admin 1 enero 2009

Julio José Ordovás

¿Quién no ha soñado alguna vez con alquilar un Gran Tiburón Rojo y atravesar de este a oeste y de norte a sur la América sideral? Un Gran Tiburón Rojo es un inmenso Chevrolet descapotable como aquel en el que se embarcó un desquiciado y suicida Hunter S. Thompson rumbo a Las Vegas, después de meter en el maletero un arsenal psicotrópico capaz de tumbar a una manada de elefantes. Y la América sideral es aquella que le producía a Baudrillard el efecto de una auténtica ascesis: un paisaje a escala inhumana, un gigantesco holograma próximo a la ilusión óptica, un sueño tridimensional en el que, efectivamente, se puede entrar como en un sueño.