Autor: admin 22 noviembre 2007

Julio José Ordovás: Papel usado

Eclipsados, Zaragoza, 2007

Desde hace años los lectores de Clarín, Turia, el Heraldo de Aragón o el suplemento literario de ABC sabíamos que Julio José Ordovás es un extraordinario lector, un estupendo crítico y un muy buen escritor de reseñas. Faltaba su libro, y en 2004 nos llegó Días sin día (Xordica), un diario que confirmaba que ha nacido para leer y escribir. Un año después apareció Frente al cierzo (Institución Fernando el Católico / Ibercaja), un curioso libro de paseos por «once ciudades aragonesas» (según avisaba el subtítulo), y, mientras seguimos esperando esas novelas con las que tanto pelea, aparece ahora su tercer libro, una reunión de sus artículos en el Heraldo, bien editados por la prometedora y entregada editorial zaragozana Eclipsados.

Autor: admin 22 noviembre 2007

Juan Manuel Muñoz Aguirre: Hacia el viaje (Premio Internacional Margarita Hierro)

Colección Alegría, I,Madrid, 2006

Juan Manuel Muñoz Aguirre (Madrid, 1959) es prácticamente un desconocido en el actual panorama de la poesía española a pesar de haber publicado tres magníficos libros, Omnia (1986); Adiós, dijo el duende (1991); y tras un paréntesis quizá demasiado largo para lo que nos tienen acostumbrado los hábitos editoriales de los poetas españoles de hoy, un paréntesis de tres lustros, ha dado a la luz Hacia el viaje (2006), un poemario que señalamos desde ya como uno de los mejores de las últimas dos décadas en España. Esta situación de desconocimiento del autor y de su obra a pesar de su enorme valía tendría que ser explicada por fuera de nuestro sistema literario, tanto por fuera del importante —y necesario— mercado-distribución de las grandes editoriales españolas, como por el escaso interés del autor en promocionarse, fomentarse, adscribirse a una escuela, enaltecer una tendencia o de vilipendiarla. Una escasez de relaciones sociales en el mundo de los poetas que, si bien no ha sido rentabilizada desde el punto de vista de la potenciación editorial o comercial de la propia obra, sí desde el punto de vista creativo e independencia de una personal trayectoria. Pero podría decirse que al fin y al cabo, Adiós dijo el duende, ganador del VI Premio de Poesía Hiperión en 1991, obtuvo un canal adecuado para la difusión que se merecía el libro. También es cierto que tras aquel premio—recordemos: tan anhelado entonces— nuestro autor ha desaparecido de la escena poética española hasta hoy. Ni lecturas, reseñas, publicaciones en revistas, ni actos públicos. Nada. No es el caso de otros autores que por la razón coyuntural de haber brillado en un momento determinado, se imbuyen en la lógica literaria de algún lugar y navegan en ella, con mejores o peores resultados, pero se hacen su hueco. No es el caso de Juan Manuel Muñoz Aguirre, que desapareció por completo. Aun así, y tras esta reaparición después de quince años, no deja de sorprender la negligencia distribuidora del Centro de Poesía José Hierro de Getafe, descuidando hasta lo inverosímil la promoción de su propio premio de poesía, su primer libro. Con decir que ni siquiera se encuentra registrado en el ISBN…

Autor: admin 21 noviembre 2007

Luis Bagué Quílez: Un jardín olvidado

Hiperión, Madrid, 2007

Luis Bagué Quílez (Palafrugell, Gerona, 1978) se daba a conocer en 2002 con Telón de sombras, libro que obtuvo el prestigioso premio Ojo Crítico de Radio Nacional de España. Tras él, vendría El rencor de la luz (2006), y el volumen que ahora nos ocupa. También ha publicado los ensayos La poesía de Víctor Botas (2004) y Poesía en pie de paz. Modos del compromiso hacia el tercer milenio (2006). Asimismo, ha preparado ediciones de la obra de Ricardo Molinari, Julio Herrera y Reissing y Humberto Díaz-Casanueva. Codirige la revista Ex Libris y ha colaborado en el volumen Babilonia, Mon amour (2005), con Joaquín Juan Peñalva.

El título de este libro nos remite a los jardines que hallaremos en medio de sus páginas, como también han hecho, entre sus contemporáneos, Pelayo Fueyo o Javier Rodríguez Marcos. En otros casos, como en los poemas de amor, nos recuerda al Luis García Montero de Diario cómplice o Las flores del frío, como en el excelente «Murallas en la noche», que termina diciendo: «Ven a buscarme al filo de la noche. / Aunque ya nada pueda prometerte / sino el extraño don de una caricia». Aunque esta influencia—o confluencia— no siempre es positiva (en «Escala en Madrid» nos habla de «los viajeros más tristes de la tierra», lo que nos trae a la mente «las sábanas más tristes de la tierra» del poeta granadino). También encontramos cierta proximidad a Jaime Gil de Biedma («el ritmo sucesivo de las generaciones») o a Felipe Benítez Reyes («He pasado la noche con galaxias de mitos»).

Autor: admin 20 noviembre 2007

Aurora Luque: Carpe amorem

Selección y prólogode Ricardo Virtanen. Renacimiento, Sevilla, 2007

Dijo François Cheng en su ensayo Cinco meditaciones sobre la belleza que «cada experiencia de belleza recuerda un paraíso perdido y llama un paraíso prometido» y de esa llamada nace la poesía amorosa de Aurora Luque (Almería, 1962), acertadamente recogida y prologada por Ricardo Virtanen en el libro Carpe amorem, publicado por la editorial Renacimiento.

Autor: admin 18 noviembre 2007

El arte de la pobreza. Diez poetas portugueses contemporáneos. Edición y traducción de José Ángel Cilleruelo

Maremoto, Málaga, 2007

Cualquier criterio es lícito en el desbroce poético, siempre y cuando se explicite convenientemente y no se traicione ni falsee. En demasiadas ocasiones las ansias visionarias transforman las antologías en catres de Procusto, dejando fuera lo que no interesa por razones espurias o forzando entradas injustificadas.

En el caso que nos ocupa, desde el principio se nos avisa de que no estamos ante una panorámica, razón por la que se han dejado fuera significativos autores que no responden a la divisa motriz: «Transmitir algunos rasgos singulares y acaso novedosos». Esa pretendida originalidad ha querido encontrarla Cilleruelo en una especie de revivido arte povera a la portuguesa, justificado en la reacción que la nueva promoción de finales del noventa mostró «en contra de […] la “pobreza” expresiva (escasez metafórica, sintaxis diáfana y falta de arrobo en los asuntos)». Con todo, aclara que no se trata solo de una cuestión expresiva, sino sobre todo de «una condición y esencia de la experiencia estética del poeta contemporáneo». Para ello divide los diez autores escogidos en tres generaciones: los representantes de la poesía de finales de los sesenta y los setenta, caracterizados por el culturalismo y las referencias filosóficas; los de los ochenta, representantes del desarraigo generacional, y los de los noventa, quienes indagan en sus mundos personales y enjuician la existencia desde un presente radical, dejando como elemento de transición a los poetas de los noventa a Daniel Faria, por su mayor abstracción e introspección lingüística.

Autor: admin 17 noviembre 2007

Enrique Vila-Matas: Exploradores del abismo

Anagrama, Barcelona, 2007

Este verano, en el cementerio de Montparnasse, delante de la tumba de Marguerite Duras (a la que Vila-Matas «conocería sin conocerla» —como señala en Indochina Song, el espléndido retrato que de ella hizo tras su muerte—, en los tiempos de juventud, cuando la autora de Un dique contra el Pacífico le alquiló una buhardilla de su casa de la rue Saint-Benoit), recordé aquellas palabras que la escritora había dejado escritas en Escribir, su penúltima y dolorosamente lúcida obra: «La escritura: la escritura llega como el viento, está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la vida, nada, excepto eso, la vida».

Autor: admin 15 noviembre 2007

Roberto Bolaño: La universidad desconocida

Anagrama, Barcelona, 2007

Todavía es demasiado temprano para saber quién fue Roberto Bolaño y cuál fue su aportación a la literatura, pero parece evidente que el prestigio que se ha instalado sobre su nombre y su obra es mucho más que una moda o un malentendido pasajero. Después de la aparición de la apoteósica (y apocalíptica) 2666 (ese sublime acercamiento al mal en el que sentimos que Bolaño estuvo a punto de acceder a una verdad desconocida e insoportable), que se unía a Los detectives salvajes, Amuleto, o esa obra maestra de página y media titulada «Jim» (cuento incluido en El gaucho insufrible), como muestras del talento abrumador del escritor chileno, nos llega ahora reunida toda su obra poética, tal como él —al parecer— la tenía ordenada y preparada.

Autor: admin 14 noviembre 2007

José Ángel Cilleruelo: Doménica

La Garúa Libros, Santa Coloma de Gramenet, 2007

José Ángel Cilleruelo (Barcelona, 1960) es un autor que a lo largo de su amplísima trayectoria literaria nos ha demostrado que, quizá como pocos, es capaz de tocar dentro del universo de la literatura muchos palos. Excelente poeta (libros, entre otros muchos, como Maleza, Salobre, Formas débiles, Domicilios o Frágiles bastan para saber que nos encontramos ante un autor importante), traductor especializado en la poesía portuguesa (sobre mi mesa descansa su última entrega El arte de la pobreza. Diez poetas portugueses contemporáneos), crítico, ensayista y narrador. Faceta ésta que es la que hoy nos ocupa y que viene a completar el perfil de un autor interesado por todas las formas de expresión a las que puede acercarse un creador nato.

Autor: admin 13 noviembre 2007

Marcus du Sautoy: La música de los números primos

Acantilado, Barcelona, 2007

«¿Quién de nosotros no se alegraría al levantar el velo tras el que se oculta el porvenir, dejando caer su mirada sobre los futuros avances de nuestra ciencia y sobre los secretos de su desarrollo?». Empezaba un nuevo siglo, y David Hilbert (1862-1943), el mejor matemático de su generación, había tomado la palabra en la Sorbona para hablar por primera vez en un Congreso Internacional de Matemáticos, no de lo que había sido demostrado, sino de lo que quedaba por descubrir. Hilbert estaba convencido de que el motor de progreso de las matemáticas era la resolución de problemas, y de que cualquier campo en el que no surgieran preguntas nuevas a diario era una rama muerta de la disciplina. Por eso, insistió mucho en qué significaba realmente resolver un problema y, para fijar sus ideas, escogió las veintitrés cuestiones abiertas «que trazarían —a su juicio— el camino de los exploradores matemáticos del siglo veinte» (pág. 10). Cien años después, en el Collège de France, un selecto grupo de matemáticos de fama mundial hizo pública, siguiendo el espíritu de Hilbert, su selección de los siete Problemas del Milenio. Solo uno aparecía en las dos listas: la «Hipótesis de Riemann», sobre la que trata este libro excepcional que reseñamos.

Autor: admin 13 noviembre 2007

Héctor Abad Faciolince: El olvido que seremos

Seix-Barral, Barcelona, 2007

Este libro de Héctor Abad Faciolince es un homenaje al padre que arranca de las Coplas de Jorge Manrique y termina en el verso con el que Borges comenzaba su célebre «Epitafio»: «Ya somos el olvido que seremos». Héctor Abad Gómez fue un prestigioso médico colombiano, librepensador, abierto y siempre dispuesto a exponerse demasiado por aquellas causas que le parecían justas y a estar de parte de quienes menos podían abrigarlo pero más lo necesitaban. Afirmaba abiertamente no querer perder la rebeldía: «Nunca he sido un arrodillado, no me he arrodillado sino ante mis rosas y no me he ensuciado las manos sino con la tierra de mi jardín» y este proceder recto le llevó a perder la vida en tiempos torcidos. Era el 25 de agosto de 1987 en Medellín y, como nos relata su hijo en este libro emocionante, sincero, contundente y sencillo, Héctor Abad Gómez, acompañado por la misteriosa mujer que le había pedido desplazarse hasta allí y por su querido discípulo Leonardo Betancur, llamó a la puerta de la sede del sindicato de maestros para rendirle homenaje al presidente de aquel, asesinado esa misma mañana en ese mismo lugar. Una moto viene calle arriba, cada vez más deprisa. Transporta a dos individuos de pelo rapado, dos sicarios de los paramilitares. En cuestión de segundos uno de ellos vacía el cargador de su arma sobre el doctor Abad y el otro entra al edificio del sindicato persiguiendo a Leonardo Betancour, al que da alcance y muerte. En el bolsillo de su traje el doctor Abad llevaba, copiado de su puño y letra, el soneto de Borges que mencionamos más arriba y la fotocopia de una lista de amenazados a muerte —en la que figuraban su nombre y los de algunos de sus mejores amigos— que una emisora de radio le había pasado el día anterior.