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Novedades en Crisis de Papel

  • A la altura de las circunstancias  Simon ArmitageAvión de papel. Poemas escogidos 1989-2014Traducción, prólogo y notas de Jordi DoceImpedimenta. Madrid, 2024. La poesía sigue un movimiento pendular: tiende a acercarse o a alejarse lo …
  • Ensueño napolitano  Juan Antonio González IglesiasNuevo en la ciudad nuevaVisor. Madrid, 2024. En la corte de los antiguos virreyes de Nápoles, había siempre un acompañamiento de poetas. Como Garcilaso, como Aldana, com …
  • Contra el tiempo  Miguel Sánchez-OstizGeografía de la venturaSelección y prólogo de Alfredo RodríguezBartleby Editores. Madrid, 2024. El deliberado silencio o la ruidosa polémica que acompañaron a muchas de las obras …

Novedades en Café Arcadia

Autor: admin 14 septiembre 2009

Ted Kooser
Delicias y sombras
Traducción de Hilario Barrero. Editorial Pre-Textos, Col. La Cruz del Sur, Valencia, 2009

El 21 de noviembre del 2004 el suplemento literario dominical del New York Times preguntó a un grupo de prestigiosos poetas y críticos qué poeta de los últimos veinticinco años, cuya obra leían y releían, significaba mucho para ellos. John Ashbery dio el nombre de Ted Kooser. Para cualquier conocedor del panorama de la poesía estadounidense actual esta respuesta resultaba inesperada. ¡El principal representante nacional de la poesía hermética, culturalista y extranjerizante destacando el nombre del poeta local, por excelencia, del Midwest profundo! (Algo así como si, ante una pregunta análoga en España, Andrés Sánchez Robayna o José Miguel Ullán hubieran mencionado a Andrés Trapiello o a Eloy Sánchez Rosillo.) Pero la elección de Ashbery, además de generosa, es significativa, ya que hace justicia a la alta calidad de una poesía situada en sus antípodas estéticos, teniendo en cuenta que Kooser ha declarado: «ntento en mis poemas tomar las cosas sencillas y mirarlas con una nueva luz… escribir con claridad y alejarme de lo difícil».A pesar de su aparente anacronismo y provincianismo, y de su alejamiento (en Nebraska) de los grandes centros de la vida literaria y editorial, Ted Kooser ha sido recientemente nombrado (por dos términos sucesivos y a continuación de Louise Glück) el decimotercer poeta laureado de los Estados Unidos, y el libro que nos ocupa, sin duda el mejor de los suyos, reconocido con el prestigioso premio Pulitzer en 2005, un año después de su aparición. Al traducirlo, el poeta Hilario Barrero ha complementado su previa antología y versión de Jane Kenyon para la misma colección y editorial, formando una especie de díptico, pues tanto Kenyon como Kooser plantean el problema, y la aparente paradoja, de la difícil sencillez de la poesía. Si Kooser intenta mirar las cosas sencillas a una nueva luz, ¿cómo consigue este extrañamiento, esta mirada diferente, sin renunciar a la claridad?En la poesía de Kooser la realidad aparece transfigurada en imágenes, pero estas imágenes no llaman la atención, son casi imperceptibles. En Kooser la imagen no es metafórica, no brota de una confusión atrevida de cosas heterogéneas, sino de un acercamiento discreto entre ellas. Por ejemplo, en el poema «En enero» los olores que flotan en el interior aceitoso de un café vietnamita no son flores, no se convierten en flores, tienen simplemente «forma de flor».

Autor: admin 14 septiembre 2009

Javier G. Cozzolino
Tulipanes para Zamudio
Universos, Mieres, 2009

En 1928 un joven asturiano sorprendía a la intelectualidad madrileña —que entonces, más que ahora, era la que contaba— con la publicación de un conjunto de relatos titulados El blocao. Los relatos, bastante independientes entre sí, tenían en común un tema: la guerra de Marruecos. Su autor, José Díaz Fernández, había estado de soldado en Marruecos entre 1921 y 1922 y en la obra, echándole algo de literatura al asunto, hablaba de lo que había visto. El libro tuvo éxito, pronto alcanzó nueva edición, se tradujo a varios idiomas y fue catalogado muy apropiadamente por la crítica como una novela de ambiente, en cuanto que, si bien en él no estaba presente el desarrollo dramático tradicional de la novela, sí había una precisa unidad atmosférica. Lo que se respira en todos esos relatos es el absurdo de la guerra y la podredumbre humana en que acaba convertido un soldado.

Autor: admin 13 septiembre 2009

Martín Caparrós
Una luna
Anagrama, Barcelona, 2009

Como un Phileas Fogg al servicio de una ONG, Martín Caparrós da casi la vuelta al globo terráqueo, de América a Europa y de Europa a África, con el encargo de entrevistar a una serie representativa de emigrantes, jóvenes que se afanan en encontrar su lugar en el mundo y que la mayoría de las veces no consiguen escapar, vayan donde vayan, de las miserias que les persiguen desde que nacieron. El reto es doble: por un lado debe arrancarles sus testimonios y reunir sus voces y por otro lado cuenta con un estricto margen de tiempo: apenas un ciclo lunar, un mes.

Martín Caparrós es hijo de un emigrante español que fue a parar a Argentina huyendo de Franco, y su vida también ha sido la de un beduino, pero no es eso lo que lo convierte en el viajero ideal para acometer semejante proyecto. Martín Caparrós es el viajero perfecto porque es un viajero despiadado. Y ya lo decía Elias Canetti en Las voces de Marrakesh: «Viajando lo toleramos todo, la indignación queda en casa. Se observa, se escucha, se siente uno fascinado ante lo más atroz porque es nuevo. Los buenos viajeros son despiadados».

Autor: admin 11 septiembre 2009

Aurora Venturini
Las primas
Caballo de Troya, 
Barcelona, 2009

Esta novela de la escritora Aurora Venturini abre las puertas de un hogar estremecido por la desilusión. Es la hija de una maestra abandonada por su esposo, una imaginativa y brutal pintora principiante que firma sus cuadros con el sobrenombre de Yuna, quien nos presenta a su familia, el desventurado clan que vemos cambiar y crecer a lo largo de estas páginas. Son personajes a lo que no les falta ni la luz ni, aunque humilde, el alimento: «En el fondo cacareaba un gallinero que nos daba de comer y en la quintita brotaban zapallos milagrosamente dorados, soles desbarrancados y sumergidos desde alturas celestiales a la tierra, crecían junto a violetas y raquíticos rosales que nadie cuidaba, ellos insistían en poner la nota perfumada en aquel albañal desgraciado». Pero, nada más comenzar la lectura, comprobamos que la suerte los ha bautizado con el agua de la adversidad. A la soledad que supone la ausencia del padre, hay que sumar otros factores negativos como el retraso mental ambiguo y confundido con la inocencia de la propia protagonista, la discapacidad física de su hermana Betina y de los compañeros del colegio al que esta acude, el sexo mercenario con el que se gana la vida la prima Petra, y tantas otras taras que vamos descubriendo, ensombrecidas por el asco, la vergüenza, la reprobación, la pena o la envidia, de la acomplejada y solitaria Yuna, un personaje, sin embargo, lúcido y dócil.

Autor: admin 10 septiembre 2009

Alberto Lema
Sidecar
Caballo de Troya, 
Barcelona, 2009

Bajo el título de Sidecar se esconden dos historias de Alberto Lema, un joven autor gallego que publicó al mismo tiempo la versión gallega original y la castellana. Con un prosa afilada, vibrante, y trufada de referencias literarias aparentemente discordantes, que van de Miguel Delibes a J. D. Salinger, pasando por Vázquez Montalbán, Cortazar y Foucault, Alberto Lema cuenta la historia de Mario y su obsesión con Ada (futura protagonista de Una puta recorre Europa, primera novela de Lema), y de Chano y su obsesión con las mujeres de dimensiones generosas.

Autor: admin 6 septiembre 2009

Manuel Neila

Durante la segunda mitad del siglo pasado, la figura de Friedrich Nietzsche obtuvo un reconocimiento inusual, solo conseguido por Karl Marx y Sigmund Freud, los otros dos «maestro de la sospecha», al decir de Paul Ricoeur. La imagen del filósofo había sufrido tras su muerte una deformación interesada desde el punto de vista político, debido a la intervención de Elisabeth Förster-Nietzsche, cuando menos desafortunada, en la publicación de los escritos inéditos y la correspondencia de su hermano. La edición que Karl Schlechta presentó en 1956 contribuyó a restablecer la verdadera imagen nietzscheana, en contra de las dudas manifestadas por Kaufmann al respecto, mediante la inclusión de numerosos escritos inéditos de innegable interés y la denuncia de las insensatas falsificaciones perpetradas por la hermana del filósofo.

Autor: admin 5 septiembre 2009

Laura Restrepo
Demasiados héroes
Alfaguara, Madrid, 2009

Una madre y un hijo, en una habitación de hotel, reflexionan sobre el pasado de la mujer, sobre su lucha por las libertades, sobre su relación con el padre del joven, ahora desaparecido, sobre la dictadura del general Videla. En Argentina, durante esos años, desaparecieron cientos, miles de personas. Obreros, intelectuales, estudiantes, activistas, amas de casa, docentes, profesionales de diferentes ramos… Esa historia ya la sabemos, claro. Pero, aún hoy, tantos años después, ante novelas tan sinceras y directas como esta, ante ese puñado de valiosas películas que abordan el tema, o simplemente contemplando el cansado —cansado pero muy digno, pese a todo— deambular de las madres de la Plaza de Mayo, todos los jueves del año sin excepción, la evidencia sigue haciendo daño, continúa escociendo en la herida.

Autor: admin 4 septiembre 2009

Andrés Neuman
El viajero del siglo
Alfaguara, Madrid, 2009

La última novela de Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) plantea diversos retos para el crítico e induce al lector a una sana envidia, ese oxímoron que utilizan los envidiosos crónicos. El viajero del siglo es un libro-espejo que contiene la imagen real y su reverso literario, las mentiras de la Historia y las verdades de la ficción, los trampantojos de la ciencia y las ecuaciones del mito. Neuman propone un estudio del paisaje y del paisanaje de la improbable ciudad alemana de Wandernburgo, un microcosmos coral que convoca la evanescente densidad del Brigadoon cinematográfico, el espacio de las contradicciones históricas y el campo abierto de la ideología. Y si la geografía de Wandernburgo es difícilmente discernible, tampoco resultan evidentes las marcas cronológicas del relato, que solo se deducen por la fecha de publicación de dos obras mencionadas como novedades editoriales: el Cromwell de Victor Hugo y el Libro de canciones de Heinrich Heine, ambos impresos en 1827. En efecto, El viajero del siglo es una novela de pensamiento que no descuida las expectativas del lector contemporáneo, pues también puede interpretarse en clave de narración de aventuras, relato epistolar, intriga sentimental, cancionero erótico o fabulación detectivesca. Todo el texto es un ejercicio de funambulismo que el autor desarrolla —con la aparente facilidad del virtuoso— sobre la cuerda floja de los géneros literarios. Sin embargo, más allá de su pesquisa metateórica, se trata de un libro que reivindica el placer de contar historias y de contar la Historia, y que exige aceptar su apuesta discursiva con todas las consecuencias.

Autor: admin 3 septiembre 2009

Vicente Duque

A la memoria de Hans Mayer y Jean Améry

Cuando el viajero arriba a Breendonk, tras atravesar el plat pays bajo las brumas de un verano bochornoso y húmedo, apenas advierte que ha llegado a su destino. La fortaleza es una extraña excrecencia, un hongo de hormigón que ni siquiera destaca a la vista en el relieve de la llanura. Se diría el derrelicto de un antiguo naufragio abandonado en la landa, erosionado en los periodos de mayor inclemencia por el viento del norte, un sedimento de otra era varado en un campo domesticado y apacible que ha sido labrado por generaciones de hombres industriosos. Extendido, casi semihundido en la planicie, Breendonk es la carcasa de un monstruoso crustáceo de brazos amputados que el mar abandonó tras su incompleto repliegue de las tierras en edades pretéritas; en la larga playa que quedó tras la conmoción geológica y el retiro de las aguas, y que ahora es una dilatada extensión primero colonizada, y después roturada y cultivada, el inofensivo fósil gris de un animal otrora terrible y pavoroso. Solo el foso, parcialmente inundado, guarda, como un oscuro espejo de fondo de arena que refleja la imagen invertida de los cielos, el recuerdo de un piélago que todavía bulle con inquietud en la costa a escasa distancia y que parece infiltrarse en la tierra arcillosa en forma de numerosos veneros, como si reclamara insidiosamente su herencia.

Autor: admin 1 septiembre 2009

Miguel Sanfeliu

Cuando un autor muere, su obra se revaloriza. La muerte del autor conlleva el punto final para la obra. El escritor ya no escribirá más, así que, de pronto, hasta los textos que él había desechado o incluso los que no tuvo tiempo de concluir, adquieren un reconocimiento desmedido, una admiración reverencial. Esto tiene algo de morboso, hay que admitirlo, pero también alimenta la curiosidad sobre el autor fallecido y lo coloca de nuevo en primera línea de actualidad. Podríamos decir, rizando un poco el rizo, que es una forma de resurrección.

Uno de los últimos casos tiene como protagonista a Julio Cortázar. Al parecer, la primera mujer de Cortázar, Aurora Bernárdez, heredera universal y albacea de su obra, con la ayuda del crítico y escritor César Álvarez Garriga, seleccionaron los textos que había dejado el autor guardados en una vieja cómoda de su casa de París que, al parecer, no se había revisado aún. Textos que el propio Cortázar había escrito para sus libros Historias de cronopios y de famas, Libro de Manuel o Un tal Lucas, pero que había decidido no incluir en ellos; también poemas, relatos inéditos, artículos, discursos, crónicas, prosas dispersas… Todo un batiburrillo que se publica bajo el titulo de Papeles inesperados.