Archivo de autor

Teoría y práctica

jueves, septiembre 17th, 2009

José M. Prieto
Tanka a trancas y barrancas
Ediciones Vitrubio, Madrid, 2009

Autor también de una colección de haikus publicada en esta misma editorial en 2007, Haiku a la hora en punto, José M.ª Prieto nos ofrece ahora otra, más breve, de tankas. Tanto en este caso como en aquel, las introducciones, producto de su buen conocimiento de la cultura japonesa, son sustanciosas y muy dignas de leerse. Ese conocimiento, sin embargo, arriesga pesar un poco de más a la hora de la creación.

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Siempre lejos, 
a favor del viento

miércoles, septiembre 16th, 2009

Ángel Petisme
Cinta trasportadora
Hiperión, Madrid, 2009

Cinta transportadora es un curioso libro de viajes. Casi en cada poema se mezclan retazos de biografía sentimental junto a ligeras reflexiones y tópicos de postal turística. La visión, con todo (incluyendo los tópicos, muchos), resulta personal y el interés rara vez decae. No justifica el conjunto el fácil victimismo lírico de versos iniciales: como «Mi corazón es un fósil astral. / Una maleta no reclamada / que gira en la cinta transportadora». Sí parece oportuna, leída la totalidad de los poemas, una de las citas preliminares: «Sin obscenidad, la ciudades son lugares monótonos y la vida es sombría». El deseo, como también apunta Nobuyoshi Araki, está en la dinámica del viaje; constituye además, en sí mismo, un viaje que puede ser inmóvil. Nada, pues, de corazones fosilizados ante los cuales se congelaría cualquier pulsión de aventura. Y en cuanto a ese desolador vagabundeo de perros sin dueño, o de maletas sin viajero, los destinos que elige literariamente Petisme parecen, casi todos, ávidos de reconocerse en el extraño, de integrarlo a un repertorio de delicias, y a veces de horrores.

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Una nueva luz

lunes, septiembre 14th, 2009

Ted Kooser
Delicias y sombras
Traducción de Hilario Barrero. Editorial Pre-Textos, Col. La Cruz del Sur, Valencia, 2009

El 21 de noviembre del 2004 el suplemento literario dominical del New York Times preguntó a un grupo de prestigiosos poetas y críticos qué poeta de los últimos veinticinco años, cuya obra leían y releían, significaba mucho para ellos. John Ashbery dio el nombre de Ted Kooser. Para cualquier conocedor del panorama de la poesía estadounidense actual esta respuesta resultaba inesperada. ¡El principal representante nacional de la poesía hermética, culturalista y extranjerizante destacando el nombre del poeta local, por excelencia, del Midwest profundo! (Algo así como si, ante una pregunta análoga en España, Andrés Sánchez Robayna o José Miguel Ullán hubieran mencionado a Andrés Trapiello o a Eloy Sánchez Rosillo.) Pero la elección de Ashbery, además de generosa, es significativa, ya que hace justicia a la alta calidad de una poesía situada en sus antípodas estéticos, teniendo en cuenta que Kooser ha declarado: «ntento en mis poemas tomar las cosas sencillas y mirarlas con una nueva luz… escribir con claridad y alejarme de lo difícil».A pesar de su aparente anacronismo y provincianismo, y de su alejamiento (en Nebraska) de los grandes centros de la vida literaria y editorial, Ted Kooser ha sido recientemente nombrado (por dos términos sucesivos y a continuación de Louise Glück) el decimotercer poeta laureado de los Estados Unidos, y el libro que nos ocupa, sin duda el mejor de los suyos, reconocido con el prestigioso premio Pulitzer en 2005, un año después de su aparición. Al traducirlo, el poeta Hilario Barrero ha complementado su previa antología y versión de Jane Kenyon para la misma colección y editorial, formando una especie de díptico, pues tanto Kenyon como Kooser plantean el problema, y la aparente paradoja, de la difícil sencillez de la poesía. Si Kooser intenta mirar las cosas sencillas a una nueva luz, ¿cómo consigue este extrañamiento, esta mirada diferente, sin renunciar a la claridad?En la poesía de Kooser la realidad aparece transfigurada en imágenes, pero estas imágenes no llaman la atención, son casi imperceptibles. En Kooser la imagen no es metafórica, no brota de una confusión atrevida de cosas heterogéneas, sino de un acercamiento discreto entre ellas. Por ejemplo, en el poema «En enero» los olores que flotan en el interior aceitoso de un café vietnamita no son flores, no se convierten en flores, tienen simplemente «forma de flor».

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Novela de ambiente

lunes, septiembre 14th, 2009

Javier G. Cozzolino
Tulipanes para Zamudio
Universos, Mieres, 2009

En 1928 un joven asturiano sorprendía a la intelectualidad madrileña —que entonces, más que ahora, era la que contaba— con la publicación de un conjunto de relatos titulados El blocao. Los relatos, bastante independientes entre sí, tenían en común un tema: la guerra de Marruecos. Su autor, José Díaz Fernández, había estado de soldado en Marruecos entre 1921 y 1922 y en la obra, echándole algo de literatura al asunto, hablaba de lo que había visto. El libro tuvo éxito, pronto alcanzó nueva edición, se tradujo a varios idiomas y fue catalogado muy apropiadamente por la crítica como una novela de ambiente, en cuanto que, si bien en él no estaba presente el desarrollo dramático tradicional de la novela, sí había una precisa unidad atmosférica. Lo que se respira en todos esos relatos es el absurdo de la guerra y la podredumbre humana en que acaba convertido un soldado.

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Noche sin luna

domingo, septiembre 13th, 2009

Martín Caparrós
Una luna
Anagrama, Barcelona, 2009

Como un Phileas Fogg al servicio de una ONG, Martín Caparrós da casi la vuelta al globo terráqueo, de América a Europa y de Europa a África, con el encargo de entrevistar a una serie representativa de emigrantes, jóvenes que se afanan en encontrar su lugar en el mundo y que la mayoría de las veces no consiguen escapar, vayan donde vayan, de las miserias que les persiguen desde que nacieron. El reto es doble: por un lado debe arrancarles sus testimonios y reunir sus voces y por otro lado cuenta con un estricto margen de tiempo: apenas un ciclo lunar, un mes.

Martín Caparrós es hijo de un emigrante español que fue a parar a Argentina huyendo de Franco, y su vida también ha sido la de un beduino, pero no es eso lo que lo convierte en el viajero ideal para acometer semejante proyecto. Martín Caparrós es el viajero perfecto porque es un viajero despiadado. Y ya lo decía Elias Canetti en Las voces de Marrakesh: «Viajando lo toleramos todo, la indignación queda en casa. Se observa, se escucha, se siente uno fascinado ante lo más atroz porque es nuevo. Los buenos viajeros son despiadados».

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Cruel ingenuidad

viernes, septiembre 11th, 2009

Aurora Venturini
Las primas
Caballo de Troya, 
Barcelona, 2009

Esta novela de la escritora Aurora Venturini abre las puertas de un hogar estremecido por la desilusión. Es la hija de una maestra abandonada por su esposo, una imaginativa y brutal pintora principiante que firma sus cuadros con el sobrenombre de Yuna, quien nos presenta a su familia, el desventurado clan que vemos cambiar y crecer a lo largo de estas páginas. Son personajes a lo que no les falta ni la luz ni, aunque humilde, el alimento: «En el fondo cacareaba un gallinero que nos daba de comer y en la quintita brotaban zapallos milagrosamente dorados, soles desbarrancados y sumergidos desde alturas celestiales a la tierra, crecían junto a violetas y raquíticos rosales que nadie cuidaba, ellos insistían en poner la nota perfumada en aquel albañal desgraciado». Pero, nada más comenzar la lectura, comprobamos que la suerte los ha bautizado con el agua de la adversidad. A la soledad que supone la ausencia del padre, hay que sumar otros factores negativos como el retraso mental ambiguo y confundido con la inocencia de la propia protagonista, la discapacidad física de su hermana Betina y de los compañeros del colegio al que esta acude, el sexo mercenario con el que se gana la vida la prima Petra, y tantas otras taras que vamos descubriendo, ensombrecidas por el asco, la vergüenza, la reprobación, la pena o la envidia, de la acomplejada y solitaria Yuna, un personaje, sin embargo, lúcido y dócil.

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De mujeres con hombres

jueves, septiembre 10th, 2009

Alberto Lema
Sidecar
Caballo de Troya, 
Barcelona, 2009

Bajo el título de Sidecar se esconden dos historias de Alberto Lema, un joven autor gallego que publicó al mismo tiempo la versión gallega original y la castellana. Con un prosa afilada, vibrante, y trufada de referencias literarias aparentemente discordantes, que van de Miguel Delibes a J. D. Salinger, pasando por Vázquez Montalbán, Cortazar y Foucault, Alberto Lema cuenta la historia de Mario y su obsesión con Ada (futura protagonista de Una puta recorre Europa, primera novela de Lema), y de Chano y su obsesión con las mujeres de dimensiones generosas.

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Nietzsche y la moral del lenguaje

domingo, septiembre 6th, 2009

Manuel Neila

Durante la segunda mitad del siglo pasado, la figura de Friedrich Nietzsche obtuvo un reconocimiento inusual, solo conseguido por Karl Marx y Sigmund Freud, los otros dos «maestro de la sospecha», al decir de Paul Ricoeur. La imagen del filósofo había sufrido tras su muerte una deformación interesada desde el punto de vista político, debido a la intervención de Elisabeth Förster-Nietzsche, cuando menos desafortunada, en la publicación de los escritos inéditos y la correspondencia de su hermano. La edición que Karl Schlechta presentó en 1956 contribuyó a restablecer la verdadera imagen nietzscheana, en contra de las dudas manifestadas por Kaufmann al respecto, mediante la inclusión de numerosos escritos inéditos de innegable interés y la denuncia de las insensatas falsificaciones perpetradas por la hermana del filósofo.

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En la boca del lobo

sábado, septiembre 5th, 2009

Laura Restrepo
Demasiados héroes
Alfaguara, Madrid, 2009

Una madre y un hijo, en una habitación de hotel, reflexionan sobre el pasado de la mujer, sobre su lucha por las libertades, sobre su relación con el padre del joven, ahora desaparecido, sobre la dictadura del general Videla. En Argentina, durante esos años, desaparecieron cientos, miles de personas. Obreros, intelectuales, estudiantes, activistas, amas de casa, docentes, profesionales de diferentes ramos… Esa historia ya la sabemos, claro. Pero, aún hoy, tantos años después, ante novelas tan sinceras y directas como esta, ante ese puñado de valiosas películas que abordan el tema, o simplemente contemplando el cansado —cansado pero muy digno, pese a todo— deambular de las madres de la Plaza de Mayo, todos los jueves del año sin excepción, la evidencia sigue haciendo daño, continúa escociendo en la herida.

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El turista accidental

viernes, septiembre 4th, 2009

Andrés Neuman
El viajero del siglo
Alfaguara, Madrid, 2009

La última novela de Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) plantea diversos retos para el crítico e induce al lector a una sana envidia, ese oxímoron que utilizan los envidiosos crónicos. El viajero del siglo es un libro-espejo que contiene la imagen real y su reverso literario, las mentiras de la Historia y las verdades de la ficción, los trampantojos de la ciencia y las ecuaciones del mito. Neuman propone un estudio del paisaje y del paisanaje de la improbable ciudad alemana de Wandernburgo, un microcosmos coral que convoca la evanescente densidad del Brigadoon cinematográfico, el espacio de las contradicciones históricas y el campo abierto de la ideología. Y si la geografía de Wandernburgo es difícilmente discernible, tampoco resultan evidentes las marcas cronológicas del relato, que solo se deducen por la fecha de publicación de dos obras mencionadas como novedades editoriales: el Cromwell de Victor Hugo y el Libro de canciones de Heinrich Heine, ambos impresos en 1827. En efecto, El viajero del siglo es una novela de pensamiento que no descuida las expectativas del lector contemporáneo, pues también puede interpretarse en clave de narración de aventuras, relato epistolar, intriga sentimental, cancionero erótico o fabulación detectivesca. Todo el texto es un ejercicio de funambulismo que el autor desarrolla —con la aparente facilidad del virtuoso— sobre la cuerda floja de los géneros literarios. Sin embargo, más allá de su pesquisa metateórica, se trata de un libro que reivindica el placer de contar historias y de contar la Historia, y que exige aceptar su apuesta discursiva con todas las consecuencias.

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