Archivo de autor

Revista Clarín número 94

jueves, agosto 18th, 2011

Portada Clarín 94

Ya está disponible el nuevo número de Clarín, la revista de nueva literatura. Con artículos de Rosa Navarro Durán, Julio Trujillo, Jorge Ibargüengoitia y Enrique Vila-Matas. Poemas de Odysseas Elitys y Philip Levine.

Sumario Revista Clarín 94

Descargar artículo de prueba: La mirada introspectiva

Revista Clarín número 93

jueves, julio 28th, 2011

Portada Clarín 93

Ya está disponible el nuevo número de Clarín, la revista de nueva literatura. Con artículos de Javier Fresán, Blanca Álvarez, Bruno Mesa y Maribel Cruzado. Poemas de Cecilia Meireles y William Shakespeare.

Sumario Revista Clarín número 93

Artículo de muestra: La trama del mundo. Un año y medio con Proust

Andrés Trapiello: Una fotografía

jueves, junio 3rd, 2010

No soy historiador, de modo que no se deberá esperar de estas cuartillas revelaciones extraordinarias ni novedosas. No soy más que un escritor, y si no se me tomara por una arrogancia, diría que un modesto novelista y un poeta que se ha ocupado de hechos nimios casi siempre, y de un hecho nimio, microscópico, voy a ocuparme ahora: de una fotografía.

Llegó después de la guerra al Ministerio de Fomento, requisada por algún servicio de incautación del ejército vencedor. Allí permaneció sepultada muchos años, hasta que este Ministerio cedió en los años sesenta sus viejos archivos de la guerra al Ministerio de Información y Turismo, que a su vez los traspasó al de Cultura, donde seguían en 1984, año en el que finalmente este Ministerio hubo de desalojar el edificio y traspasar aquellos fondos documentales y gráficos a la Biblioteca Nacional. Allí siguieron durmiendo su largo sueño otros veinte años, hasta que, en el curso de ciertos rastreos documentales, Eric de Giles, un joven investigador comisionado por la Residencia de Estudiantes, la descubrió.

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Diario del traductor. Venturas y desventuras de la traducción poética

martes, septiembre 29th, 2009

Pablo Anadón

I. Extraño destino el del traductor de poesía. En su tarea se conjuga, de manera admirable y penosa, mucho de cuanto tiene de «esplendor y miseria» —utilizo la expresiva fórmula de Ortega y Gasset— la creación literaria. Digo el traductor de poesía, en particular, porque en su oficio, si es que puede hablarse de un oficio en su caso, se encuentran centuplicados los problemas que plantea toda traducción literaria.

Comencemos por las penas y miserias de la traducción. Ya el título mismo de estas páginas nos llama a la realidad: para cualquier lector puede ser apasionante asomarse al diario de un escritor, asistir a los secretos vínculos o rupturas entre la vida diaria de un autor y sus obras; ahora bien, ¿a quién puede interesarle espiar en el diario de un traductor? Vería allí a un hombre que por la mañana elige un adjetivo y por la tarde lo tacha; que ensaya hacia la noche una traslación en verso libre y por la madrugada descubre que el poema funciona mucho mejor en heptasílabos y endecasílabos… Vale decir: un traductor casi no posee vida, sino por interpósita persona; su función no es transfigurar su existencia y su experiencia del mundo en palabras, o, para decirlo borgeanamente, «convertir el ultraje de los años / en una música, un rumor, un símbolo». Su cometido es mucho más modesto: consiste en tomar esa música, ese rumor, ese símbolo, que han sido plasmados por otro con tan milagrosa perfección en el idioma original, e intentar que su versión en la propia lengua no sea un ultraje al poema admirado. En este sentido, el diario de un traductor me hace pensar en las anotaciones que podría haber llevado uno de aquellos monjes medievales que pacientemente copiaban en un pergamino las obras que, sin su servicial intervención, se habrían perdido para siempre en el tiempo.

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W. B. Yeats. La escalera de caracol

domingo, septiembre 27th, 2009

Nota y versión de Antonio Linares Familiar

En 1933 William Butler Yeats publica La escalera de caracol, seis años antes de su muerte y en un momento no solo de madurez creativa, sino también cargado y renovado en sus energías vitales y de escritor tras superar una enfermedad. La escalera de caracol supone, dentro de la obra poética del autor irlandés, una prolongación de La torre (1928) ambas obras se complementan, se acompañan y crecen en intensidad y significado a la par. En los dos textos encontramos, como si fueran sombras el uno del otro, poemas gemelos en temática y simbología; si en La torre aparecen, entre otros, «Navegando hacia Bizancio», «La Torre», «Mi mesa» o «Un hombre joven y anciano», en La escalera de caracol son «Bizancio», «La sangre y la luna», «Un diálogo entre el ser y el alma» o «Una mujer joven y anciana» sus iguales. Mas es en La escalera de caracol donde Yeats avanza en su evolución creativa, donde hace que cada ornamento, cada riqueza de detalle se desvanezca en un fondo oscuro, donde sólo unos pocos objetos (la torre, la llama, la espada…) brillan con una claridad que trasciende de lo natural. Lo que en La torre era un mundo pleno en el que los símbolos se desarrollaban a través de un creciente significado del paisaje, del mobiliario, de coloridos cuadros, se torna, en La escalera de caracol, en un universo empequeñecido y doloroso, sin adornos, en blanco y negro, donde parece poco posible representar una imagen humana en un dominio en el que elementos externos al hombre le agitan, mueven y rasgan en una geografía oscura y nocturna.

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Luis Suñén, el que oye llover

domingo, septiembre 27th, 2009

Javier Fresán

Después de haber pasado varias horas con el poeta Luis Suñén (Madrid, 1951), sigo con la duda que me intrigaba al subir las escaleras de su casa: ¿encontraría más discos o más libros? En el salón donde charlamos, es la literatura quien conquista el territorio: solo una pared resiste la acumulación de ensayos y novelas, llenos de dedicatorias tan curiosas como la que le escribió Derek Walcott después de preguntarle por el significado de «cargar la suerte»: Para el único publisher-torero del mundo. Allí los libros no han llegado, pero sí los recuerdos de sus años al frente de algunas de las mejores editoriales del país, en forma de fotografías con Juan Benet y Manuel Rodríguez Rivero, durante la promoción de En la penumbra, o con sus maestros Jaime Salinas y Domingo Pérez Minik. La música está al fondo del pasillo, y es difícil hacerse una idea de cuántas obras ha escuchado Luis Suñén, porque él mismo tomó la iniciativa de sustituir las carátulas por sobres transparentes, que ocupan cinco veces menos. Esos pocos metros que separan el salón del cuarto de los discos podrían ser un buen resumen de la trayectoria de este hombre polifacético, que ha sido crítico literario y musical, y hoy dirige el programa Juego de espejos en Radio Clásica. Pero quizá no haya mejor forma de conocerlo que adentrarse, de la mano de la editorial Dilema, en ese lugar donde oír llover que es su poesía reunida.

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Un hombre enjuto, tal vez tímido

sábado, septiembre 26th, 2009

Marta María García Suárez

He vivido casi cinco años en Albania, desde el 2001 hasta el 2004. Al principio, los albaneses que encontraba me saludaban con un rotundo: ¡Hasta la vista! Curiosa, pregunté de dónde salía una forma tan particular de saludar. Me hablaron de Hasta la vista, la novela sobre la guerra civil española, escrita por Petro Marko que, como Hemingway, luchó en las Brigadas Internacionales. Petro Marko es uno de los escritores más conocidos y valorados de Albania. Fascinada por este personaje tan importante como desconocido fuera de Albania, España incluida, comencé a estudiar su figura junto con la lengua y la cultura de su país. Y así descubrí a Ismaíl Kadaré.

No hay un hecho cultural albanés, ni un artista, ni un intelectual que puedan obviar al autor de El palacio de los sueños. Gracias a la traducción de sus obras por Ramón Sánchez Lizarralde ya había leído novelas de Ismail Kadaré, este sí, conocido en España y en todo el mundo. Pero tuve que vivir en Albania, compartir su entorno cultural, frecuentar escritores y otros artistas de su país, hablar con la gente de la calle, para entender lo presente, lo grande y lo discutido que podía ser este hombre enjuto, tal vez tímido que tuve la suerte de encontrar, más de una vez, en Tirana.

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De crimen y traición

sábado, septiembre 26th, 2009

Miguel Barroso
Un asunto sensible
Mondadori, Barcelona, 2009

Miguel Barroso publicó en 1998 una novela sobre la revolución cubana, Amanecer con hormigas en la boca. Quiso luego escribir una continuación, Huracán sobre el azúcar, pero al documentarse para ello tropezó con un reportaje, publicado por la revista Bohemia el 20 de marzo de 1964, que le hizo cambiar de rumbo. El reportaje se titulaba «Pena capital para el delator de los mártires de Humboldt, 7» e iba ilustrado con varias fotografías, la más impactante de las cuales aparece ahora en la cubierta de Un asunto sensible: un niño, con los pies juntos y las manos en la espalda, observa el charco que ha formado en el vestíbulo del edificio la sangre que desciende por los empinados escalones.

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Pequeño tratado sobre la grandeza

viernes, septiembre 25th, 2009

Giuseppe Cesare Abba
Crónica de un tiempo perdido
Traducción de Martín López-Vega Periférica, Cáceres, 2009

Sobre la escasa estatura de Napoleón Bonaparte se fueron tejiendo, reales o figuradas, multitud de anécdotas. Quizás una de las más conocidas relata cómo en cierta ocasión, durante un campamento previo a una batalla, el corso intentaba alcanzar el fruto de un árbol sin conseguirlo. Tal situación fue percibida por uno de sus oficiales, un hombre de gran envergadura que al ver cómo el emperador era derrotado debido a su corta estatura, se le acercó y le dijo con el mayor de los respetos, pues de sobra conocía el temperamento irascible de Napoleón: —Si me permite, general, yo le alcanzaré la fruta ya que soy más grande. A lo que Napoleón respondió con gesto severo: —Más grande, no. Más alto.

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En la misma luz

viernes, septiembre 25th, 2009

Antonio Moreno
El laberinto y el Sueño
Renacimiento, Sevilla, 2009

Como lector, una de las cualidades que más aprecio en la obra de Antonio Moreno es su virtud de cercanía; su don de ser siempre fiel a sí mismo; esa capacidad tan característica de su arte que nos permite de inmediato confiar en su palabra, y que nos mueve a aceptar sin prevención la veracidad y honestidad de lo que nos cuenta. Como escritor, Antonio Moreno está siempre, entero, en cada uno de sus libros; en cada párrafo o estrofa; en cada verso o frase, sin velo ni disfraces ni traición. Y la distancia imaginaria que parece existir siempre entre el escritor y el ser humano; entre quien escribe como personaje y la persona que sustenta esa escritura, se diluye en él con tal naturalidad que al lector, muchas veces, le resulta desarmante; y acaba teniendo la sensación de no hallarse ante un libro abierto, sino ante un hombre que nos habla y acompaña con las armas y las formas de un maestro o un amigo.

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