Rafael Toriz
A Mariana Veiga
Somos la ciudad y somos algo distinto:
somos su pregunta y su negación,
su conciencia y su poema
(Octavio Paz)
Esplendorosas y miserables, rudimentarias o maravillosas, las ciudades verdaderas son un imán de las pasiones. Pesadas como la culpa o ligerísimas como las nubes, todas las ciudades encierran un misterio. Quebrantar sus fortalezas o abandonarse a sus embrujos son las únicas posibilidades para palparlo y, con un poco de suerte, acaso hacerlo nuestro.
Describir las ciudades es descubrir el cuerpo propio. Caminar sus calles es poseer pasos perdidos y olvidados; de allí que viajar implique obedecer las intuiciones.