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Novedades en Crisis de Papel

  • A la altura de las circunstancias  Simon ArmitageAvión de papel. Poemas escogidos 1989-2014Traducción, prólogo y notas de Jordi DoceImpedimenta. Madrid, 2024. La poesía sigue un movimiento pendular: tiende a acercarse o a alejarse lo …
  • Ensueño napolitano  Juan Antonio González IglesiasNuevo en la ciudad nuevaVisor. Madrid, 2024. En la corte de los antiguos virreyes de Nápoles, había siempre un acompañamiento de poetas. Como Garcilaso, como Aldana, com …
  • Contra el tiempo  Miguel Sánchez-OstizGeografía de la venturaSelección y prólogo de Alfredo RodríguezBartleby Editores. Madrid, 2024. El deliberado silencio o la ruidosa polémica que acompañaron a muchas de las obras …

Novedades en Café Arcadia

Autor: admin 22 marzo 2007

Francisco Umbral: Amado siglo XX
Planeta, Barcelona, 2007

Con la figura de Francisco Umbral viene sucediendo como con aquello que la leyenda contaba sobre el Cid: la aureola de vencedor y la fama terrible que el guerrero de Vivar tenía entre los musulmanes eran aprovechadas por las huestes castellanas para seguir obteniendo victorias incluso muerto el Campeador. El procedimiento es conocido: bastaba componer un poco el cuerpo sin vida del héroe y enderezarlo a lomos de un caballo a la vanguardia del ejército para que su simple visión despertara en las filas enemigas el horrendo pavor que los llevaba a salir huyendo, obteniendo así los de Castilla un triunfo más. Sustitúyase aquí aquella fama terrible del Cid por la no menos terrible (premio Príncipe de Asturias, el Nacional de las Letras, el Cervantes, etcétera) de Umbral; las huestes castellanas por un determinado periódico y una determinada editorial que siguen utilizando el nombre de este escritor como reclamo, las victorias sobre los moros de los unos por victorias en número de lectores de los otros, y sustituyamos, en fin, el cadáver tieso del Cid por Umbral. Obtendremos por medio de esta analogía una idea bastante aproximada del asunto, si bien algo menos épico en el caso que nos ocupa.

Autor: admin 21 marzo 2007

José María Pemán: Siluetas literarias
Edición de J. Lamillar
Caja San Fernando, Sevilla, 2006
Juan Lamillar [Com.] El legado Pemán (Exposición bibliográfica)
Caja San Fernando, Sevilla, 2006

Después de otros trabajos editoriales —por ejemplo, una excelente biografía de Romero Murube—, el poeta Juan Lamillar ha editado Siluetas literarias y El legado Pemán, dos obras que se complementan y que nos devuelven la imagen de un escritor que gozó de gran fama en vida —los cazadores de autógrafos lo felicitaban incluso por obras que no había escrito— y cuya estrella declinó hace ya tiempo. Se trata de José María Pemán (Cádiz, 1897-1981), un autor prolífico y de producción variada, pues tocó muchos géneros (poesía, teatro, ensayo, oratoria, artículo periodístico…); pero que cometió un grave error, uno de esos errores que deslucen una biografía: apuntarse al bando equivocado en la guerra civil y ser luego, como aquel sonriente ministro egabrense, uno de los rostros amables del régimen franquista. De nada le sirvió su talante liberal ni su espíritu conciliador ni su apuesta por la restauración monárquica. Pemán había ganado una guerra y por eso perdió —como escribe Trapiello y cita Lamillar— los manuales de literatura. Mientras que a otros se les reían como gracias sus loas al camarada Stalin, a él nunca se le perdonó que hubiese escrito el “Poema de la Bestia y el Ángel”.

Autor: admin 21 marzo 2007

Ricardo Virtanen: La sed provocadora
Círculo de Estudios Bibliográficos y Exlibrísticos, Madrid, 2006

Es a principios del siglo xx y como resultado de la ruptura de la política aislacionista bajo el imperio Meji (1968-1910) cuando se favorece el conocimiento de la cultura japonesa más allá de sus fronteras, y algunos poetas viajan a la Tierra del Sol Naciente cayendo subyugados ante la belleza de la lírica nipona y de sus grandes maestros. Los efectos de estos viajes no se hicieron esperar y comienzan a aparecer en Occidente haikus escritos en francés, inglés y castellano. Ha comenzado a seguirse la senda de Bashô.

Autor: admin 19 marzo 2007

José Watanabe: Banderas detrás de la niebla
Editorial Pre-Textos

De José Watanabe (Perú, 1946) la editorial Pre-Textos ya había publicado otro libro de poemas en 2005, La piedra alada. Con Banderas detrás de la niebla se reafirma la impresión inicial: Watanabe es un poeta de raíces telúricas que no excluye un cierto sentido mágico de la realidad. Su realismo, de trazos muy vigorosos, configura también una suerte de expresionismo que resulta a veces, por la elección de motivos, por autocomplacencia en lo incisivo de algunos rasgos, hiriente. Naturaleza, delicadeza, brutalidad y realismo mágico remiten, por otra parte, a dos herencias culturales (la japonesa y la peruana), que sin duda interactúan en el proceso, deliberado pero con aportaciones del inconsciente, de su escritura poética. Que la evocación de la madre inicie el libro, y que se haga a través de paradojas no exentas de un humor grave, melancólico (“A este cadáver le falta alegría”), recuerda la figura tutelar de César Vallejo y la importancia del matriarcado como eje afectivo en las sociedades primitivas: “ya se está yendo con su costumbre de ir bailando / por el camino / para mecer al hijo que llevaba a la espalda”.

Autor: admin 19 marzo 2007

Juan Ramón Jiménez: Música de otros
Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2006

Tengo para mí que la medida verdadera de un escritor la obtenemos, además de por el contenido intrínseco de su obra, por la preocupación, más o menos explícita, de su conocimiento en favor de la obra de los otros. Lo que equivale a decir: a través del conocimiento de sus «afinidades extranjeras»; a través de ellas, creo, podremos alcanzar a conocer el otro lado del espejo de cualquier autor. Más, si acaso, cuando su tarea literaria sea la poesía. (Para el caso español, considero que ha habido un caso paradigmático: la obra traducida de José Ángel Valente como ejemplo de otredad asumida.)

De ahí que interese ahora este libro de Juan Ramón Jiménez —tan evocadoramente ilustrado por los dibujos de Arroyo— en una doble dimensión: por la figura del poeta en sí y por sus afinidades (estéticas) electivas de otros autores, sobre todo en distinta lengua. Cuando leemos (p.119) el poema “Melancolía” (“Su corazón es de otro / Y estoy pensando en el sauce / de mi jardín, que las ramas / echa en el otro jardín”) es inevitable aceptar la sugerencia de una similar ensoñación, de un vínculo estético entre nuestro poeta y Te-ran-ye. Pero es que acaso no podría ser de otro modo: en el Otro se busca el complemento del sí propio y, a la vez, su continuidad. Hay, o existe, una especie de transustanciación inexcusable en la poesía; en la obra universal del poeta. ¿No ha escrito alguien que el poeta, cada poeta, no hace sino escribir una parte de ese gran poema universal siempre inacabado?

Autor: admin 19 marzo 2007

León Lasa: Por el oeste de Irlanda
Almuzara, Córdoba, 2006

Para un escritor que guste calzar botazas de homo viator, viajar a Irlanda es asunto arriesgado. Porque, tratándose de Irlanda y lo irlandés, no hay peor viaje que el conocido tránsito por los tópicos. Irlanda, como los vientos suicidas de Portugal, es un islote muy literario que se presta dichoso al poema, a la novela, a la crónica viajera. Parece que las musas hablan gaélico y que sus melenas de fina hierba las agita el ventarrón del Atlántico. Pero el escritor de viajes que se precie de serlo deberá esquivar los tópicos de Irlanda, no hablar demasiado de Joyce ni de los famosos bardos crecidos entre su verdísimo pasto, ni referirse para nada al olor a cerveza negra de sus costumbres o de su malograda historia.

Resulta agradecible que León Lasa haya evitado todo este mapa de tópicos. El suyo es un viaje a pie por el costado más occidental de la isla, desde la punta norte de Malin Head hasta el pico más meridional de Slea Head. Un viaje donde solo hacen falta dos cosas: encomendarse a la Providencia para encontrar a tiempo una cama limpia y mullida y tener a mano una tarjeta de crédito por lo que pudiera pasar en un momento de severo apuro.

Autor: admin 18 marzo 2007

Orhan Pamuk: Estambul. Ciudad y recuerdos
Mondadori, Barcelona, 2006

Ahora que Orhan Pamuk (Estambul, 1952), el último premio Nobel de literatura, se ha visto obligado a abandonar Turquía “por mucho tiempo”, después del asesinato del periodista armenio Hrant Dink y de la polémica suscitada por su novela Nieve, leemos Estambul. Ciudad y recuerdos con nuevos ojos. Ya en las primeras páginas, Pamuk reconoce que “hay autores, como Conrad, Nabokov y Naipaul, que han conseguido escribir con éxito cambiando de lengua, de nación, de cultura, de país, de continente e incluso de civilización. Y sé que, de la misma forma que su identidad creativa ha ganado fuerza con el destierro o la emigración, lo que a mí me ha determinado ha sido permanecer ligado a la misma casa, a la misma calle, al mismo paisaje, a la misma ciudad. Esa dependencia de Estambul significa que el destino de la ciudad era el mío, porque es ella quien ha formado mi carácter” (p. 16).

Autor: admin 18 marzo 2007

Daniel Clowes: Ice Haven
Reservoir Books-Mondadori, 2006

En el Babelia del 3 de febrero, el dibujante Max resume con bastante ceguera que “la novela gráfica no es un género, es un formato”. Reducir las diferencias entre cuento y novela, balada y sinfonía, corto y largometraje, a sus distintas dimensiones es un error; negar que la extensión condiciona el género, también. Una obra bien conseguida debe acomodarse al tempo que exigen sus circunstancias o su estructura. Desde sus orígenes ha sufrido el cómic peligrosas influencias, tanto de los diversos medios en que se ha desarrollado como de los distintos públicos a los que se ha dirigido. Desde las comics-strips diarias, pasando por las sundays (páginas dominicales) y las recopilaciones en los comics-books hasta la más reciente novela gráfica, las sucesivas clasificaciones tienen como finalidad evidente ganar al mismo tiempo respetabilidad y mercados. Pero al igual que los folletines literarios modifican sus relaciones de clímax-anticlímax cuando cobran unidad, una mera recopilación de historietas está bastante lejos de lo que se espera de una auténtica novela gráfica. La velocidad que se le exige a una página autoconclusiva nada tiene que ver con la obligada intriga que debe generar cuando se espera una continuación en sucesivas entregas.

Autor: admin 18 marzo 2007

Yiyun Li: Los buenos deseos
Lumen, Barcelona, 2007

La imagen de la portada nos muestra a una joven que observa la ciudad desde lejos como espectadora excepcional de lo que allí sucede. Esta es la labor que desempeña Yiyun Li en Los buenos deseos. Un análisis lúcido, inteligente y objetivo de un mundo donde los cambios sociales y personales nos conducen a realidades muy distintas.

Los protagonistas de estos diez relatos son seres cuyo desconcierto vital les obliga a plantearse nuevos retos existenciales, a poner en duda antiguas creencias o toda una vida de sometimiento a un régimen político dictatorial del todo inhumano. Yiyun Li escribe un conjunto de relatos que podrían situarse en cualquier lugar del mundo o cualquier época, tan solo es necesario un cambio puntual de escenario. Utiliza una prosa seca, sincera, sin prejuicios y caracterizada por la claridad y la sobriedad de sus palabras. La descripción es precisa: “Le recuerda al viejo Tang después del baño, el olor de las personas queridas”. En otros momentos más gráfica e impactante: “Los gritos de Beibei cuando no dormita y el hedor que desprenden sus sábanas cuando se lo hace todo encima impregnan el pequeño y apartado piso de dos habitaciones”. O sensitiva, muy realista: “El divorcio de Tu la absorbe como una espina de pescado atravesada en la garganta”.

Autor: admin 17 marzo 2007

Kris Nelscott: Carretera peligrosa
Tropismos, Salamanca, 2006

Tenemos un detective privado, negro para más señas, una hermosa rubia llamada Laura Hathaway, nombre de magnéticas resonancias, y un escenario irrepetible: los últimos sesenta en el sur de Estados Unidos. Con semejante planteamiento Carretera peligrosa solo puede ser una novela negra, pero novela negra en el sentido más clásico del término (Hammett, Cain, Chandler…). “Algunos dirán que el comienzo del fin tuvo lugar el 1 de enero de 1968, cuando el alcalde Henry Loeb tomó posesión […] No obstante, otros dirán que el comienzo del fin tuvo lugar el 1 de febrero, cuando dos basureros negros murieron en un accidente, aplastados en el mecanismo compresor de su viejo y averiado camión […] Para mí, no obstante, el comienzo del fin tuvo lugar el lunes 26 de febrero. Aquel día fue cuando vi a Laura Hathaway por primera vez”. La reiteración de estructuras sintácticas sirve para crear una cadencia que culmina en una imagen casi fílmica, la de la mujer fatal entrando en el despacho del detective. Toda la novela está dirigida a captar un ambiente nebuloso, de indefinible peligro y ansiedad. Los personajes se van perfilando a medida que avanza la narración, y las concepciones que de ellos pudiera tener el lector se van modificando paulatinamente.