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Novedades en Crisis de Papel

  • A la altura de las circunstancias  Simon ArmitageAvión de papel. Poemas escogidos 1989-2014Traducción, prólogo y notas de Jordi DoceImpedimenta. Madrid, 2024. La poesía sigue un movimiento pendular: tiende a acercarse o a alejarse lo …
  • Ensueño napolitano  Juan Antonio González IglesiasNuevo en la ciudad nuevaVisor. Madrid, 2024. En la corte de los antiguos virreyes de Nápoles, había siempre un acompañamiento de poetas. Como Garcilaso, como Aldana, com …
  • Contra el tiempo  Miguel Sánchez-OstizGeografía de la venturaSelección y prólogo de Alfredo RodríguezBartleby Editores. Madrid, 2024. El deliberado silencio o la ruidosa polémica que acompañaron a muchas de las obras …

Novedades en Café Arcadia

Autor: admin 2 septiembre 2007

Emilio Martínez Mata

En su reciente discurso de agradecimiento por el premio que lleva el nombre de nuestro escritor más universal, Antonio Gamoneda convirtió la idea de la cultura de la pobreza de Cervantes en el eje vertebrador de su intervención. Se apoyaba para ello en un tópico muy extendido, que tiene su primer cultivador en el propio novelista y que resurgiría en el siglo xviii.

Los biógrafos de Cervantes están de acuerdo en una vida ajetreada y, fracasado su proyecto de vivir de la literatura (es decir, del teatro) por el triunfo de Lope de Vega, en la necesidad de desempeñar diversas ocupaciones para sacar adelante a su familia. Algunas de ellas, como las de comisario de abastos y recaudador de impuestos, se presumen con seguridad bien ingratas. Desconocemos su nivel de ingresos, pero, por un lado, su amplísima cultura literaria (para lo que necesitaría tener a su alcance un buen número de libros aun cuando no resultaría imprescindible la propiedad de los mismos) y, por otro, los tratos con un comerciante genovés y un financiero portugués durante su estancia en Valladolid nos plantean incógnitas sobre sus ingresos y sobre la índole de sus ocupaciones (aumentadas por las palabras con las que se refiere a él su hermana Andrea: «Un hombre que escribe e trata negocios»).

Autor: admin 1 septiembre 2007

Enrique Fuster del Alcázar

En el capítulo 59 de la 2.ª parte de la gran novela de Cervantes, la pareja protagonista llega a una venta que «Don Quijote llamó así, fuera del uso que tenía de llamar a todas las ventas castillos». Con la llegada de la noche se retiran a dormir y desde su aposento oyen que, en la habitación contigua, separada por «un sutil tabique», dos huéspedes se disponen a leer la segunda parte de un libro titulado Don Quijote de La Mancha, escrito por un tal licenciado Avellaneda. Al oír que en ese libro se pinta a su protagonista desenamorado de Dulcinea, Don Quijote protesta airado en voz alta y así surge una jugosa conversación entre los cuatro personajes. Sancho afirma que la única crónica verdadera de sus hazañas es la escrita por Cide Hamete Benengeli.

Autor: admin 29 mayo 2007

Antonio Pau: Vida de Rainer Maria Rilke
Trotta, Madrid, 2007

De pocos poetas se habrá escrito tanto como de Rainer Maria Rilke. Pocos habrán sido tan leídos, estudiados, admirados. En España se tuvo noticia suya desde la temprana fecha de 1910, cuando Eugenio d’Ors le dedicó una de sus alertas glosas. Unos años después el poeta conocería España y la presencia española —Toledo, Ronda— sería una de las más importantes en su obra. Ahora Antonio Pau le dedica una biografía modélica, inteligentemente ilustrada, que leerán con gusto lo mismo los admiradores del poeta —siguen siendo legión— que cualquier interesado en Europa o en las complejidades del espíritu humano.

Antonio Pau comienza señalando que no hay ningún otro autor que haya dejado un rastro tan minucioso de su vida como Rilke. No solo en su obra literaria, también en su epistolario, uno de los más extensos que se conocen: miles y miles de cartas, todas ellas publicadas y minuciosamente anotadas. A esa correspondancia se añaden los recuerdos de quienes tuvieron alguna relación con él, especialmente las mujeres que le amaron, que fueron muchas, y algunas tan excepcionales como Lou Andreas-Salomé. Todas ellas dejaron por escrito sus recuerdos.

Antonio Pau no se pierde en la intrincada selva de la bibliografía rilkiana. Sin abrumarnos con notas, pero con bien asimilada información, nos cuenta el cuento prodigioso de una vida que a ratos no parece de este mundo.

Laura Díaz

Autor: admin 28 mayo 2007

Francisco Javier González-Fierro Santos: Las 100 mejores películas sobre boxeo
Cacitel, Madrid, 2006

Si tuviésemos que hablar del deporte que más y mejor ha sido llevado a la gran pantalla, no quedaría más remedio que referirse al boxeo. Aunque sean muchos sus detractores, a pesar de ser legión quienes no lo consideran un deporte, es el boxeo una disciplina que ha atraído a los cineastas y guionistas de todo el mundo en tal cantidad que, según se afirma en este libro, bien podría conformar un género cinematográfico en sí mismo.

Mientras otros deportes sólo nos conducen a la aburrida dinámica de superación que tanto gusta en Estados Unidos, el boxeo nos sumerge en un universo donde abunda todo tipo de personajes y prototipos que van más allá de los mundillos específicos de cada especialidad deportiva. Todo un crisol social que nos lleva desde las altas esferas al lumpen más cutre, de las heroicas peripecias a las más bajas pasiones, de la miseria a la gloria, del placer al dolor. Las conexiones temáticas con el mundo gangsteril tampoco deben desdeñarse, pues de ese mundo de corrupción, apuestas fraudulentas, combates amañados, 
miseria, sonados supervivientes en busca de su última oportunidad, se han nutrido obras maestras en casi todas las décadas de existencia del séptimo arte. Pero no sólo han sido los temas sino la técnica cinematográfica la que ha podido experimentar y evolucionar a través del uso de cámaras más ligeras o la planificación subjetiva, por poner sólo un par de ejemplos notables.

Autor: admin 27 mayo 2007

José Luis Morante: Reencuentros
lf Ediciones, Béjar, 2007

Nunca como en los últimos veinte años el género diarístico está presente en la obra de un sinfín de reconocidos escritores españoles. Mucho se ha escrito, denostando o alabando esta forma de poner en entredicho la intimidad, pero el caso es que el lector se ha acostumbrado a este tipo de literatura y a leerla a gusto. Tanto es así, que el género ha tomado carta de naturaleza en los miles de blogs que pululan por Internet y en donde se hacen públicas desde las intimidades más puritanas hasta las más execrables.

El humanismo, al centrar en el hombre toda la problemática de la vida, agudiza el sentido del yo, y, en consecuencia, la necesidad de explicarse y reconocerse. Para este ejercicio de pretendido autoconocimiento, nada mejor que enfrentarse al rito cansino de registrar al hilo de los días esos instantes que se suceden y que son desplazados desde la oscuridad del secreto a la luz de la divulgación. Porque, desengañémonos, pocos escritores escriben un diario si no es con el afán de un receptor. Un lector al que hay que brindar elementos suficientes para acrecentar su curiosidad sabiendo que nada satisface más al ser humano que descubrir el mundo íntimo de un semejante, sea este ajeno o cercano.

Autor: admin 26 mayo 2007

Vicente Sabido: La lluvia de Cartago
Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2006

Sin tener en cuenta, y no por improcedentes, el prólogo de Sultana Wahnón, y el primer texto, titulado “Et in Arcadia”, que es como un segundo prólogo, en este caso del propio autor, La lluvia de Cartago dibuja un argumento que parte de las casas —la de la infancia y la del presente— del poeta y profesor Vicente Sabido 
—en el capítulo llamado “Puzzle”— y llega, en dos etapas —una en ese mismo texto, otra, al final del libro— a la de su amigo, también poeta y profesor, Miguel d’Ors. Incito al lector a recorrer ese espacio sentimental, vital y literario de esas casas que trazan prosas como “Puzzle” y “Conversación con Miguel d’Ors”, que cierra esta obra.

Además —y que me perdone su autora—, si no existiese el prólogo —nada improcedente—, el primer texto de apertura del libro sería “Et in Arcadia”, que es como un poema en prosa, casi como una cita, como la de Borges que subraya la evocación del título. (Una de las “Quince monedas” de aquel libro, La rosa profunda, de 1975.) Pero es, sobre todo, un lírico lema que impone un tono al libro, el tono de estas teselas: “Un pañuelo de tierra sembrado de hortalizas y árboles frutales. Una minúscula pradera donde siempre pacía un ternero. Un cañaveral bravío y un regato claro con el lecho de arena blanca sembrado de guijas negras”.

Autor: admin 25 mayo 2007

Léon Bloy: Exégesis de los lugares comunes
Acantilado, Barcelona, 2007

Como una sátira de necios, burla de inútiles y castigo de pedantes escribió Léon Bloy este libro con aspecto de disolvente universal.

En este volumen nunca se duda o se sugiere, cada párrafo es un directo a la mandíbula, un sarcasmo o una ejecución sumarísima. Antes de leer este libro sería bueno que el lector hiciera un acto de contrición, que recordara su comercio con el tópico y el lugar común, no sea que en mitad de este campo de batalla se encuentre a sí mismo en forma de cadáver.

El objetivo del francés al escribir cada página pudo ser moral, pero su trazo es a veces tan grueso y atrabiliario que no siempre podemos aceptar sus consejos. Esa distancia no nos impide disfrutar de su talento, de su virtuosismo para la injuria, de sus apólogos y de su laboriosa crueldad.

Autor: admin 24 mayo 2007

Manuel Chaves Nogales: El maestro Juan Martínez 
que estaba allí
Libros del Asteroide, 2007

El libro de John Reed Diez días que estremecieron al mundo es, sin duda, uno de los mejores reportajes escritos sobre el proceso revolucionario que llevó al poder a los bolcheviques en la Rusia de 1917 dando inicio a una larga guerra civil. En sus páginas 
—encabezadas por un prefacio de Lenin— se cuentan las luchas callejeras entre las hordas de harapientos bolcheviques y los restos del ejército zarista que aún no habían huido. Se ofrecen también algunas descripciones de cómo era la vida en Petrogrado —en donde el zar Pedro el Grande había fijado la capital de la Gran Rusia— y en aquel Moscú noble y palaciego presidido por el Kremlin. Pero Reed se centra sobre todo en los cambios que tenían lugar a nivel político: desde las lentas reacciones de una Duma antediluviana hasta las largas horas de agotadoras discusiones entre los bolcheviques para determinar qué hacer y cómo hacerlo. El lector puede tener algún problema para conectar con un texto plagado de nombres, patronímicos y apellidos rusos, multitud de acrónimos y una retórica cruda, lejana aún de la vaciedad que más tarde caracterizaría los discursos de los miembros del Politburó. El libro escrito por Chaves Nogales resulta un complemento inestimable al libro de Reed. El protagonista, Juan Martínez, no entiende de política ni quiere entender. Lo que nos cuenta es su vida cotidiana en aquella Rusia: las largas colas para conseguir alimentos, las dificultades para realizar un viaje en ferrocarril, la violencia que padecía la población a manos de los rojos y de los blancos…

Autor: admin 22 mayo 2007

Lara Cantizani: El invernadero de nieve
DVD, Barcelona, 2007

Lara Cantizani (Lucena, 1969) es editor y poeta. Su labor editorial, como ha podido ocurrir con Abelardo Linares o Jesús Munárriz, ha desviado un tanto el interés que pueda merecer su poesía.

Su reciente libro, 
El invernadero de nieve, refrendado con el xxxiii premio de poesía Ciudad de Burgos, nos ofrece la oportunidad de prestar a sus versos una más justa y detenida atención.

En su antología Isla desierta (1994-2001) ya se advierte una actitud juguetonamente iconoclasta, un punto de candor y de malicia que hace de su poesía una efervescencia de frivolidad y desvalimiento.

Esa nota de incorrección y disidencia que lo caracterizan no lleva a Lara, sin embargo, a ser uno de esos escritores corrosivos y cáusticos. Hay algo de indolencia en su voz, como si hubiese aprendido esa más alta y elegante sabiduría que consiste en no quejarse.

Autor: admin 22 mayo 2007

Al Berto: El miedo
Pre-Textos, Valencia, 2007

De Al Berto (Coimbra, 1948-Sines, 1997) se habían publicado ya en España, además de poemas sueltos en revistas como Clarín y Turia, dos libros de poemas: Una existencia de papel y La secreta vida de las imágenes. La antología de la que ahora me ocupo, El miedo, toma este título general de la tercera edición de la poesía completa del autor, publicada en 2005 por una editorial de Lisboa. Teniendo en cuenta el sentido de unidad con el que puede leerse toda la obra del poeta, no voy a hacer referencia aquí a los distintos libros representados sino a los núcleos temáticos más recurrentes y al procedimiento estilístico más común.

El mar, en esta poesía, libera desde un principio extrañas pulsiones asociadas tanto a la vida como a la muerte. Fascinación y terror. Conexión asimismo con uno de los emblemas del imaginario colectivo portugués. La erotización igual que la rapiña: “cuando excavaron tu vientre encontraron vestigios dormidos de otros pueblos / enigmáticos collares, perlas corroídas, aceros inmutables, / escritos de otra época, restos de insomnes navegaciones”. Pasolini, Genet, Willam Burroughs e incluso el Fassbinder de Querelle son algunos de los referentes que, aunque no sean nombrados explícitamente, se identifican en los poemas de más marcado signo erótico, porque desde la cosmovisión de Al Berto la sensualidad erotizante, de una u otra forma, contamina, enriquece, todos los aspectos de la realidad.