Xuan Bello: La hestoria tapecida
Ámbitu, Uviéu, 2007
Xuan Bello es un autor que tiene ese no sé qué que hace falta para que la palabra escrita llegue sin salvoconductos ni pasos de frontera, directamente, al corazón del lector, casi casi sin parar a hacer noche en el cerebro. Todo buen escritor es en alguna medida un fingidor, un contador de mentiras que encierran su verdad y la de todos aquellos que lo leen raptados por ese proceso de identificación que les lleva a comprender que lo que se están echando a los ojos no tiene fecha de caducidad, que esas palabras, esos paisajes o esos personajes no son de los que se olvidan mañana o el año que viene o dentro de diez años, sino de los que se diluyen en la piel para pasar a formar parte de uno mismo. Dos libros —Al dios del lugar, además, por partida doble, pues salió primero en castellano y muy poco tiempo después en asturiano— dan fe del estado de gracia en que se encuentra la pluma del autor de Paniceiros. Dan fe de eso y también de que nos encontramos ante uno de los mayores y mejores encantadores de serpientes que ha dado el panorama literario nacional. Como para muestra basta un botón, ahí va un párrafo que les hará cimbrear un poco: