Andrés Pau
“Los intelectuales deberían crear un nuevo movimiento —un movimiento desesperado, una rebelión de los desesperados—. En lugar de intentar apaciguar a los poderes actuales, en lugar de defender los tejemanejes de los banqueros y demás burócratas despóticos, nosotros deberíamos protestar alto y fuerte, y expresar del modo menos equívoco posible nuestra amargura y nuestro horror. Hemos llegado a tal punto que solo el gesto más dramático, el más radical podría despertar la conciencia de las masas ofuscadas e hipnotizadas. Centenares, incluso miles de intelectuales deberían hacer lo que hicieron Virginia Wolf, Ernst Toller, Stefan Zweig, Jan Masaryk. Una ola de suicidios cuyas víctimas fueran los espíritus más destacados y más conocidos, sacaría a los pueblos de su letargo y les permitiría darse cuenta de la extrema gravedad de la crisis que el ser humano ha provocado sobre sí mismo por su propia estupidez y egoísmo”.