Juan Villoro
De eso se trata
Anagrama, Barcelona, 2008
Si en el prólogo a Efectos personales Juan Villoro sostenía que los ensayos literarios «entregan el retrato íntimo y accidental de sus autores», en el prólogo a De eso se trata se muestra aún más rotundo: «Cuando un novelista explica su propia obra, suele ejercer una variante de la fabulación, en ocasiones más creativa que sus novelas. Ensayar sobre los otros ofrece una confrontación más indirecta pero más sincera: «Denle una máscara a un hombre y dirá la verdad», comentó Oscar Wilde. En este strip-tease al revés, las revelaciones llegan por lo que uno se pone encima».
¿Y cuáles son las máscaras que Juan Villoro se ha puesto encima, en su segundo libro de ensayos literarios, para seguir confrontándose indirectamente consigo mismo? La de Harold Bloom, que es la máscara de Shakespeare, la de Cervantes, la de Casanova, la de Goethe, la de Rousseau, la de Borges&Bioy (una doble máscara para una criatura bicéfala), la de Chéjov, la de Hemingway, la de Lowry, la de Onetti… Hasta la máscara (con boina) de Pla se ha colocado Villoro para lanzarse a explorar el lugar de la ficción, aunque en el caso del de Palafrugell la ficción se vista con la ropa usada del diarismo.