Toni Montesinos
A Rita Varela
Cual aéreo travelling cinematográfico, la parte sur y el perfil derecho de Manhattan se convierten en una de las panorámicas más absorbentes, más mentirosas y perfectas, que se pueden contemplar desde el cielo. Por la ventanilla de un pequeñísimo avión que ha salido de Filadelfia rumbo al aeropuerto de La Guardia y que a esas alturas de travesía ya vuela muy bajo, se divisa la ciudad de una forma inolvidable, excepcionalmente limpia y serena. Son toneladas de cemento y vigas organizadas en edificios, tras una estatua isleña con el brazo levantado y el rectángulo verde del parque, que se clava en la memoria para siempre de ese modo irreal que el recuerdo intensifica, con las ganas de volver donde se estuvo no en una futura y nueva oportunidad, sino en aquella misma que se vivió, como si uno pudiese, a lo antiheráclito, embriagarse en el mismo río dos veces.