Antonio Osório: El lugar del amor
Olifante. Zaragoza, 2006
Es uno de los poetas que más han destacado en la literatura portuguesa contemporánea. Nacido en 1933 y abogado de profesión (ha tenido un cargo equivalente al de presidente del Consejo General de la Abogacía en España), inició su andadura literaria con A raíz afectuosa (1972), y a partir de ahí ha desarrollado una amplia trayectoria poética, con títulos como A Ignorancia da morte (1978), Aforismos mágicos (1985), Planetario e Zoo dos homens (1990) o Crónica da Fortuna (1997). En el libro que ahora nos ocupa, El lugar del amor (1981), dividido en dos partes claramente diferenciadas (“A teia Dupla” y “A Felicidade da Pintura”) va elaborando una obra propia. Los primeros poemas son cortos y luminosos, tratan sobre el deseo y el amor, fundamentalmente, aunque también sobre la muerte. Reflexiona sobre temas en los que no habíamos reparado anteriormente, dándole la vuelta a los tópicos. Así, se profundiza en las relaciones entre el amor y el dolor. Podríamos ver en ellos cierta cercanía a Andrade. A veces habla de algunos descubrimientos, como la desfloración. En algunas ocasiones se acerca al epigrama clásico de la Antología palatina, o a los herméticos italianos. Podríamos calificarle como un poeta de línea clara: “Matriz / de remos que se agitan: / terreno de búsquedas, manipulaciones; / celda / donde no hay desespero; / el lugar del amor”. Como se nos señala en la introducción, se trata de una poesía declaradamente reflexiva y con pretensión de universalidad, que se va acrecentando a medida que la obra progresa.