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Novedades en Crisis de Papel

  • A la altura de las circunstancias  Simon ArmitageAvión de papel. Poemas escogidos 1989-2014Traducción, prólogo y notas de Jordi DoceImpedimenta. Madrid, 2024. La poesía sigue un movimiento pendular: tiende a acercarse o a alejarse lo …
  • Ensueño napolitano  Juan Antonio González IglesiasNuevo en la ciudad nuevaVisor. Madrid, 2024. En la corte de los antiguos virreyes de Nápoles, había siempre un acompañamiento de poetas. Como Garcilaso, como Aldana, com …
  • Contra el tiempo  Miguel Sánchez-OstizGeografía de la venturaSelección y prólogo de Alfredo RodríguezBartleby Editores. Madrid, 2024. El deliberado silencio o la ruidosa polémica que acompañaron a muchas de las obras …

Novedades en Café Arcadia

Autor: admin 13 julio 2008

Varios autores: Mutantes. Narrativa española de última generación.
Selección y prólogos de Julio Ortega y Juan Francisco Ferré Berenice, Córdoba, 2007

El mutante es el que muda, el que toma otro estado o forma; esto, extendido a la práctica literaria, sería condición sine qua non de todo escritor, que, recibiendo la herencia genética de la tradición, crea un nuevo cromosoma, un nuevo organismo. ¿Son los jóvenes autores españoles capaces de producir mutaciones artísticas de relieve? La presente antología pretende responder a esta pregunta, tan inevitable de hacer en cada generación, tan delicada de plantear, por otra parte, si no se fundamenta en un criterio homogéneo que dé corporeidad al conjunto que se propone.

Autor: admin 12 julio 2008

Ana Rodríguez Fischer

El viajero camina «entre sus propias alergias y descompensaciones», según sostiene y nos muestra Claudio Magris en su periplo por el Danubio. Por eso a los Ulises modernos los vemos hurgando en el fondo propio para pescar una razón o un deseo a menudo relacionados con la autobiografía y el pasado familiar, muy especialmente si por sus venas corre sangre de exilio, destierro o emigración. Por eso algunos parten hacia un lugar desconocido, impulsados por un sentimiento atávico, según nos muestra, por ejemplo, Paul Theroux en la Patagonia, lugar que además de entrañar la promesa de un paisaje desconocido y la ocasión de una experiencia de libertad, o de ser «la parte más austral de mi propio país, el punto de destino perfecto», era también un modo de completar el viaje que había querido hacer su bisabuelo, un italiano emigrado a la Argentina en 1901.

Autor: admin 12 julio 2008

José Luis García Martín

Solo, en el muelle desierto, esta mañana de verano… Así comienza la «Oda marítima», de Álvaro de Campos. No estoy yo solo esta mañana de verano en la dársena de San Agustín, entre las vías y las grúas, mientras espero para embarcar a bordo del Creoula. Con igual impaciencia aguardan el momento de iniciar su primera singladura los instruendos, los alumnos de la Universidad Itinerante de la Mar.

Autor: admin 11 julio 2008

Eugenio Fuentes

Una de las experiencias lectoras más estimulantes que se pueden abordar en estos meses de verano, cuando las vacaciones nos conceden más horas libres para los libros sólidos, es leer sucesivamente dos novelas grandes en tamaño y calidad, de largo recorrido y de profundo aliento: Vida y destino, de Vasili Grossman, y Las benévolas, de Jonathan Littell. Las dos tienen más de mil páginas y demuestran que la potencia y el músculo le vienen bien a la literatura. Las dos han sido comparadas a Guerra y paz por su temática bélica, por la amplitud geográfica y temporal de los acontecimientos, por la multitud de personajes, por la ambición totalizadora del relato y por la trascendencia última de sus temas: la vida, el destino, la muerte.

Autor: admin 10 julio 2008

Jorge Ordaz

Cela est bien dit,» répondit Candide; «mais il
faut cultiver notre jardin.

(Voltaire)

AMISTADES

Su lista de amistades constituye una especie de Who’s who de grandes personalidades de la época: Walter Pater, Robert Browning, Edmund Gosse, H. G. Wells, George Bernard Shaw, Henry James, Edith Wharton, Bernard Berenson, Maurice Baring, Aldous Huxley, Mario Praz… Con todos tuvo sus más y sus menos; con algunos acabó rompiendo; con ninguno, a excepción de Baring, tuvo una amistad que pudiera considerarse como estrecha y prolongada en el tiempo.

Autor: admin 9 julio 2008

La gata K. duerme en un sillón, a mi lado, hecha un ovillo. Una cosa es cierta: pese a su felina independencia, busca y solicita nuestra compañía. Tiene toda la casa para explorar, hay un calefactor encendido en otra habitación, hay cojines más mullidos en otras zonas de la casa, y una manta en la que arrebujarse, y diversos objetos más o menos peludos y blandos distribuidos en otros tantos lugares estratégicos, para su regocijo. Pero un inexplicable instinto gregario, contrario —creo— a sus instintos naturales, la lleva a permanecer junto a mí y cerca de lo que debe ser, para su curiosidad infinita y siempre alerta, una molestísima sucesión de ruidillos insidiosos e intrigantes, los que hago mientras escribo. De vez en cuando salta a la mesa y acecha los vaivenes del cursor sobre la pantalla luminosa del ordenador. O se da un garbeo tras el monitor, rozando el lomo con la rejilla tibia del aparato. Me da un poco de vergüenza confesarlo, pero, en tardes como esta, en las que estar aquí supone una especie de opción inconfesable por la soledad, ella me absuelve, me acompaña, me vacuna contra ese especie de olvido de uno mismo al que conduce la soledad buscada. La veo y asumo mis responsabilidades de animal gregario. Y le acaricio el lomo, aun sabiendo que ella es también una solitaria, y no siempre le gusta, y a veces intenta morder la mano que la mima.

Autor: admin 7 julio 2008

Primera hora: de la muerte y otros aspavientos

Construida con sillares gordos de arenisca y siglos, la sacristía de la colegiata de Toro ofrece pacientemente un cuadro que los visitantes suelen premiar, cuando lo ven —y dicho sea esto sin animus jodiendi—, ajustando una mirada de indiferencia o disgusto entre los párpados. En efecto, obedientes a los catecismos turísticos que les ordenan detenerse frente al prestigio de una mosca que descansa desde el siglo xv entre los pliegues nervudos del manto de la Virgen y que da nombre a la tabla pintada, o tal se cree, por Gerard David, los turistas agolpan sus mejores onomatopeyas delante del dichoso díptero. Luego, cuando han visto y examinado a la mosquita inmortal, se marchan en paz y en gracia de Dios. Poco les interesan los cantorales, la orfebrería y demás objetos que custodia la sacristía, ni tampoco el cuadro al que hacíamos mención en el introito. ¿Qué tiene? Bueno, dentro de los colores prietos y foscos, tiene un san Jerónimo —copia de una obra de José de Ribera—, sobresaltado por el jipío supitaño de la chiflata de un ángel y rodeado de los atributos que lo distinguen: el león, la calavera y el recado de escribir.

Autor: admin 6 julio 2008

En la confluencia entre el Coso Alto y el Coso Bajo de Huesca, conocida como Las cuatro esquinas, hay varios bares, y en uno de ellos he quedado con Carlos Castán. Es domingo y Carlos Castán ha salido a comprar el pan y el periódico. No hay ninguna diferencia entre los bares de las pequeñas y de las grandes ciudades españolas: todos son terriblemente ruidosos. Vamos al antiguo casino de la ciudad buscando un rincón tranquilo y, gracias a que hace una mañana espléndida y la gente está disfrutando de ella en las terrazas, lo encontramos en la sala de fumadores.

Autor: admin 5 julio 2008

SU VIDA ESTÁ EN SUS CUENTOS

Inmaculada de la Fuente

«He vivido peligrosamente», afirmó Mercè Rodoreda, una de las autoras más secretas de de la literatura de posguerra, en una entrevista de televisión concedida a Joaquín Soler en 1980. Después, se lanzó a reír. Un risa irrepetible, estridente, nerviosa, de niña audaz, risueña, quizás algo malvada. No lo parecía. Flotaban, sin embargo, demasiados enigmas en aquella risa para considerarla un exponente de felicidad. En aquel momento parecía un gesto defensivo para contrarrestar la espontaneidad de su confesión, extraña en quien acostumbraba a blindar su intimidad. Pero la frase era real. Sabía lo que era correr riesgos. Estaba convencida, además, de que sólo se podía vivir así, peligrosamente. Desde la aventura. En su caso, vivida secretamente, y sólo visible en sus personajes.

Autor: admin 4 julio 2008

La voz desapasionada

Quien haya seguido la obra de Ricardo Menéndez Salmón hasta la fecha no podrá menos de admirar la honestidad y coherencia con la que el autor ha ido escribiendo sus libros. Desde La filosofía en invierno hasta este Derrumbe, y sin entrar en su excelente labor cuentística, las novelas de Ricardo Menéndez Salmón guardan una semejanza estilística y temática insobornable. Si acaso La ofensa y Derrumbe se han desviado por otros caminos, sin perder el sello que le caracteriza.