Archivo de autor

Para abrigar el frío

martes, mayo 22nd, 2007

Lara Cantizani: El invernadero de nieve
DVD, Barcelona, 2007

Lara Cantizani (Lucena, 1969) es editor y poeta. Su labor editorial, como ha podido ocurrir con Abelardo Linares o Jesús Munárriz, ha desviado un tanto el interés que pueda merecer su poesía.

Su reciente libro, 
El invernadero de nieve, refrendado con el xxxiii premio de poesía Ciudad de Burgos, nos ofrece la oportunidad de prestar a sus versos una más justa y detenida atención.

En su antología Isla desierta (1994-2001) ya se advierte una actitud juguetonamente iconoclasta, un punto de candor y de malicia que hace de su poesía una efervescencia de frivolidad y desvalimiento.

Esa nota de incorrección y disidencia que lo caracterizan no lleva a Lara, sin embargo, a ser uno de esos escritores corrosivos y cáusticos. Hay algo de indolencia en su voz, como si hubiese aprendido esa más alta y elegante sabiduría que consiste en no quejarse.

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Paz en libertad: romanticismo de la huida

martes, mayo 22nd, 2007

Al Berto: El miedo
Pre-Textos, Valencia, 2007

De Al Berto (Coimbra, 1948-Sines, 1997) se habían publicado ya en España, además de poemas sueltos en revistas como Clarín y Turia, dos libros de poemas: Una existencia de papel y La secreta vida de las imágenes. La antología de la que ahora me ocupo, El miedo, toma este título general de la tercera edición de la poesía completa del autor, publicada en 2005 por una editorial de Lisboa. Teniendo en cuenta el sentido de unidad con el que puede leerse toda la obra del poeta, no voy a hacer referencia aquí a los distintos libros representados sino a los núcleos temáticos más recurrentes y al procedimiento estilístico más común.

El mar, en esta poesía, libera desde un principio extrañas pulsiones asociadas tanto a la vida como a la muerte. Fascinación y terror. Conexión asimismo con uno de los emblemas del imaginario colectivo portugués. La erotización igual que la rapiña: “cuando excavaron tu vientre encontraron vestigios dormidos de otros pueblos / enigmáticos collares, perlas corroídas, aceros inmutables, / escritos de otra época, restos de insomnes navegaciones”. Pasolini, Genet, Willam Burroughs e incluso el Fassbinder de Querelle son algunos de los referentes que, aunque no sean nombrados explícitamente, se identifican en los poemas de más marcado signo erótico, porque desde la cosmovisión de Al Berto la sensualidad erotizante, de una u otra forma, contamina, enriquece, todos los aspectos de la realidad.

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Marinero en tierra

lunes, mayo 21st, 2007

Hart Crane: El puente
Traducción de Jaime Priede
Trea, Gijón, 2007

Posiblemente dos de los grandes problemas en la vida de Hart Crane (1899-1932) fueron ser homosexual en una sociedad totalmente homofóbica y ser un temerario borracho en una época de prohibición. A Crane, un Rimbaud de vía estrecha o un Pasolini de vía ancha, le interesaban las aventuras difíciles, anónimas y pasajeras, casi siempre imposibles que, a veces, terminaban en violencia. Promiscuidad que intenta diversificar con la creación del heterónimo Mile Drayton como nombre de guerra. La única relación estable y breve que tuvo en su vida amorosa fue con el sobrecargo de un barco danés, Emil Opfeer, al que conoció en la primavera de 1929. De esta unión quedan los seis poemas de Voyages. Crane iba en busca de “the secret oar and petals of love”.

Al llegar a Nueva York vivió en Columbia Heights, en el número 110, una casa localizada al final del Promenade, en Brooklyn junto al rumor del río, de los muelles y del puerto y cerca del otro rumor: el de los marineros y trabajadores portuarios. Desde la ventana donde tenía la mesa de trabajo, Crane veía el puente de Brooklyn. Por esta misma ventana años antes, el ingeniero Roebling observaba la construcción del puente.

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El compromiso con la posmodernidad

sábado, mayo 19th, 2007

Luis Bagué Quílez: Poesía en pie de paz
Pre-Textos, Valencia, 2007

Desde que Jürgen Habermas identificó la noción de posmodernidad con la postura neoconservadora de quienes creen que la modernidad ha fracasado y que, por tanto, sus impulsos utópicos (sus proyectos teleológicos) deben ser suprimidos, muchas han sido las voces críticas que han querido intervenir en el debate. Jean Baudrillard, por ejemplo, se situaba en las antípodas de Habermas al afirmar que el estado actual es “el estado de la utopía realizada” y que, en el fondo, “la revolución ya ha tenido lugar en todas partes, solo que no del modo que se la esperaba” (p. 78). Habermas, sin embargo, argumenta que la modernidad (o el proyecto de la Ilustración cuya meta fue el desarrollo de una ciencia objetiva, de una moralidad sujeta a leyes universales y de un arte autónomo) no es un proyecto fracasado sino inacabado.

Si el proyecto de la modernidad no fue completado, como sugiere Habermas, es posible todavía entender el posmodernismo como una cara de la modernidad, tal como pretende, por ejemplo, Matei Calinescu. O bien, como sostiene David Harvey, desde el ámbito de la crítica anglosajona, pensar que el posmodernismo no implica tanto una ruptura total con la modernidad sino que sería apenas una crisis particular dentro del modernismo; un modernismo que, por otra parte, nunca fue homogéneo, como suponen sus críticos.

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Juan Antonio González Iglesias: una felicidad libre de euforia

viernes, mayo 18th, 2007

Javier Fresán

“Quizá corresponda a los poetas recordar cosas muy simples”

“Bibliofilia y tesoros, para otros / Mis lujos se consiguen con dos euros”. El poeta me recibe en vaqueros y zapatillas. Get up and shout tatúa su camiseta sobre el torso homérico. Levántate y grita. Desde la publicación de La hermosura del héroe, que sorprendió por su serena síntesis de la tradición clásica con los mitos modernos del deporte, Juan Antonio González Iglesias (Salamanca, 1964) viene destacándose como una de las voces más maduras y originales de la poesía española contemporánea. Educado en la Grecia de Píndaro y Epicuro, y luego en la Roma de Ovidio, Horacio y Séneca, González Iglesias pasó también por Florencia y por l’École des Hautes Études en Sciences Sociales antes de asentarse en Salamanca, donde enseña filología latina. De sus días en París nació Esto es mi cuerpo, un libro de entrega en el que el poeta ofrece al mismo tiempo sus bíceps y sus reflexiones. A la “felicidad libre de euforia, que no atrae la atención de los dioses, porque apenas es” que se dibujaba en Esto es mi cuerpo siguió el retiro del mundo de Un ángulo me basta (“Me concentro mejor en un ciprés / que en las conversaciones”), donde González Iglesias se retrata como “Misántropo, ma non troppo” y “asceta inconsciente”. Ahora vuelve a las librerías con Eros es más, que ha obtenido el premio Loewe de poesía, y con las traducciones de la obra completa de Catulo y los últimos poemas de amor de James Laughlin.

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De víctimas y verdugos

jueves, mayo 17th, 2007

Fernando Aramburu: Los peces de la amargura
Tusquets, Barcelona, 2006

¿Se ha ocupado la literatura en euskera y en castellano de los efectos que la violencia de los abertzales ha producido en la vida cotidiana de los ciudadanos del País Vasco? Lo cierto es que sí, aunque tengamos la sensación de que menos de lo que debiera, quizá porque la mayoría de esos libros no ha trascendido a la opinión pública tanto como era de esperar. Dicha situación, ¿acaso pueda atribuirse a que no posean suficiente entidad literaria? Creo que en absoluto, ya que entre los autores que han tratado este trágico asunto se encuentran obras de reconocido interés y sobrado valor literario, pertenecientes a Raúl Guerra Garrido, Julia Otxoa, Bernardo Atxaga, Felipe Juaristi, Miguel Sánchez-Ostiz o, por citar casos concretos recientes, las obras de Maite Pagazaurtundúa (los cuentos de El viudo sensible y otros secretos, 2005) y Ángel García Ronda (la novela La respuesta, 2005).

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Cuánta riqueza

miércoles, mayo 16th, 2007

Andrés Trapiello: La cosa en sí
Pre-Textos, Valencia, 2006

A estas alturas hace falta tener muchos prejuicios o leer con muchas dioptrías 
(o, simplemente, no leer) para no advertir o no saber que lo que está haciendo Andrés Trapiello con su Salón de pasos perdidos es el mayor proyecto narrativo que se está llevando a cabo en este país, y seguramente en nuestra lengua. Y lo de “mayor”, desde luego, no es solo por lo voluminoso (van catorce entregas que, reunidas, rozan ya las diez mil páginas) sino por la trascendencia de lo que en ellos se va tejiendo, convirtiéndose tomo a tomo (y con mucho más silencio y humildad de lo que alguno pudiera pensar) en una particularísima y preciosa crónica de lo que nos está pasando. Estoy seguro de que en el futuro estos libros serán aún más leídos que ahora, ya que de ellos tendrá que quedar lo que más importa: no tanto lo que tienen de divertido y malicioso paseo por las cloacas y las tripas de la “vida literaria” nacional, sino la vida y poesía que rebosan de las páginas dedicadas al campo extremeño, al Rastro, a las gentes sencillas y humildes que se cruzan en su camino, o a su familia y amigos.

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Francisco Ferrer Lerín, rara avis

miércoles, mayo 16th, 2007

Julio José Ordovás

Antes que ornitólogo, Francisco Ferrer Lerín fue poeta, jugador de póquer, traductor, pionero del ecologismo y espía. Insaciable lector de diccionarios y enciclopedias, Ferrer Lerín es dueño también de un afilado y desconcertante sentido del humor. Este hombre, que llegó a Jaca en 1968 y que allí vive y escribe bajo las agradecidas miradas de los buitres y cuervos por cuya conservación tanto ha hecho, es, por carácter y por destino, una perfecta rara avis.

Cuando lo llamé por teléfono para concertar la entrevista me sorprendió que me preguntara por mi primer apellido: “Oye, ¿tú sabes que tu apellido es de origen templario?”. Por eso no me sorprendió, o no me sorprendió tanto, que al entrar en el salón de su casa me preguntara que si estaría interesado en comprarle la antigua mesa granadina, de madera repujada, que allí tiene.“Una ganga, oye. Si la quieres es tuya”.

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Visión de la luna

martes, mayo 15th, 2007

Víctor Hugo: El promontorio del sueño
Siruela, Madrid, 2007

En 1834, un Víctor Hugo siempre atento a los avances técnicos, vivió la experiencia de mirar la luna por un telescopio en el observatorio del astrónomo François Arago. Muchos años después, escribiría esta extraña y fascinante obra, poema en prosa a veces, delirante evocación de muchas mitologías, orgía de sensaciones sobre lo que forma al ser humano, la capacidad de soñar.

Victoria Cirlot traduce y prologa el libro brillantemente, destacando la modernidad implícita de un texto que, según dice, se ha relacionado, por su tratamiento del sueño, con la Aurélie de Nerval, lo que, junto a la obra de Novalis, vendría a constituir algo así como un precedente del surrealismo: “Llena el folio de nombres elegidos por su sonoridad, salta de uno a otro, llevado por no se sabe qué lógica, y hasta tal punto conduce al lector a una carrera vertiginosa que este no oye un segundo de silencio, concentrando su atención al máximo como reclamaba Breton para la escritura automática”. No se trata, no obstante, aclara Cirlot, de este tipo de escritura, pero sí hay una intención por parte de Hugo de dejarse ir en lo sensitivo, en lo visionario, en consonancia con los pequeños cuadros que pintaba, llenos de figuras borrosas y abstractas, como manchas insinuantes, algunos de los cuales se reproducen en esta edición.

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A los que escriben

lunes, mayo 14th, 2007

Javier Sáez de Ibarra

Un fenómeno

Llueve.

Verdaderamente.

Si fuera escritor, quizá tendría que imaginar una manera inédita de hablar del sonido de la lluvia, ver dónde coloco palabras como aguacero, trueno rodante, cielo. Algo difícil, por descontado. Aunque la benevolencia del lector acaso supliese mi torpeza.

Si perteneciera a un equipo de fútbol, tal vez maldeciría la lluvia que nos interrumpe el partido; o quizá disfrutase más en jugar con ella, empapadas las ropas, chorreantes el cabello, la cara, las piernas, el balón entre las zapatillas.

Como no soy padre de hijos pequeños, no tengo que volver a casa fastidiado porque se ha malogrado la salida prevista con ellos; no tengo que ponerme a pensar cómo llenar este rato de antes de la cena, o si adelantarles el baño y que se acuesten pronto.

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