Sándor Márai
Diarios 1984-1989
Salamandra, Barcelona, 2008
Si uno fuera un reseñista en ciernes despacharía este libro de Sándor Márai diciendo que se trata de un diario triste y con ese solo argumento crítico se quedaría uno tan desahogados, mareando después la perdiz en torno a la tristeza, la depresión y los aledaños de la melancolía. Y, efectivamente, este es un diario triste, rozando a veces el patetismo, pero, amigo, Sándor Márai sabe cómo contar su melancolía, sabe qué decir y qué callar, secreto que muchos diaristas desconocen o simplemente ignoran. Lo mismo da que nos hable de su Hungría natal, de su escepticismo religioso o de su absoluta soledad: nos hable de lo que nos hable siempre termina seduciéndonos, capturándonos en la milagrosa red de su prosa y finalmente nos vemos siguiendo incondicionalmente sus pasos hasta el final. El diarista, antes que nada, tiene que seducir al lector, aunque sea triste la historia que nos cuente y Márai seduce como pocos a sus lectores, por eso estos apuntes valen no solo como documento biográfico e historiográfico sino, y principalmente, como un documento literario de primer orden.