Ana Rodríguez Fischer (ed.)
Ronda Marsé
Candaya, Barcelona, 2008
Es edificante constatar cómo la aventura que Candaya inauguró con aquella Historia abreviada de la literatura portátil dedicada a Vila-Matas ha tenido a lo largo de los meses una continuidad nada gratuita. La presente Ronda Marsé, preparada por la profesora y novelista Ana Rodríguez Fischer, supone un nuevo y decisivo paso, un nuevo eslabón, que enriquece por su rigor y acentuada amenidad la colección de Ensayo de la citada editorial.
Ana Rodríguez, en la introducción al libro que ha preparado, vincula la colección a aquella ya mítica de Taurus, «El escritor y la crítica». Efectivamente: el autor frente a la crítica (y no específicamente frente a los críticos). Es esa línea que la editora del presente volumen, recordando los nombres eminentes de Clarín, Galdós, Unamuno, Azorín y Baroja, entre otros, llama «línea diacrónica». El análisis de las grandes obras literarias desde el punto de vista de lo que se vino a llamar la estética de la recepción. Resulta siempre muy agradable observar cómo fueron recibidas por la crítica novelas que han pervivido, que han atravesado la frontera de los años. Y es por eso, por esa intencionalidad, que el libro que nos ocupa está estructurado en varios apartados. Tras uno inicial, genérico, verdadero punto de partida que la editora titula «Semblanza humana y literaria de Juan Marsé», se va saltando cronológicamente de novela en novela, partiendo de Encerrados con un solo juguete, siguiendo con Últimas tardes con Teresa, y así hasta las Canciones de amor, de 2005. Sin olvidar los autorretratos, que son los que, con justicia y con esa ironía tan propia del autor (ironía corrosiva, se ha dicho), abren el camino de la ronda. «Siempre pertrechado para irse al infierno en cualquier momento», nos dice el propio Marsé. Pues sí, la Ronda puede llevarnos muy lejos.