Francisco Javier Urkijo: John Frankenheimer
Cátedra, Madrid, 2006
Por desgracia, en ocasiones la crítica (no sólo) de cine gusta de incurrir en el vicio de convertirse en un acomodaticio pozo de tópicos. No es (ni será) la primera vez que, con respecto a tal o cual profesional del medio cinematográfico, se establecen una serie de esquemas de apreciación que, en adelante, se repiten de modo becerril. Eso ocurrió con Clint Eastwood hasta casi finales de los años ochenta, está dejando de acontecer ahora con Sergio Leone y sucede todavía con Ridley Scott, por citar tres casos de esa clase de extraordinarios cineastas donde la crítica tarda en saber ponerse a la altura de sus respectivas filmografías. A esta estirpe de buenos directores que son víctimas de esclerotizados parámetros de apreciación perteneció John Frankenheimer (1930-2002).