Caracteres blancos
Carlos Labbé
Periférica
ISBN: 978-84-92865-32-1
155 págs.
Cáceres, 2011
16 euros
Cuando leí Locuela, de Carlos Labbé, partí de una cierta intuición a la hora de hacerlo que, eso sí, venía avalada por el catálogo de Periférica, la editorial extremeña que desde hace ya cinco años nos ofrece joyitas de la Literatura que otros no editan, no sé si porque no creen en ellas o porque no las conocen. Lo que intento decir es que entonces no sabía nada del autor, ni siquiera que ya tenía otra referencia en el catálogo de esa misma editorial, pero pasé un par de días afanado en su lectura. A veces este afán resulta más grato que otras: esta fue una de ellas. En clave de novela negra, de ficción auto-referencial y de novela sentimental, esta novela es ante todo un juego fascinante en el que participa el lector como un personaje más. Los fragmentos cruzados de diarios y cartas se cruzan con la novela propiamente dicha. Esa idea de la que ya hemos comentado algún ejemplo, de que el verdadero detective es el lector, me hacía sentir parte esencial de ella. El hecho es que luego descubrí que Labbé ya tenía otra novela publicada en Periférica, Navidad y matanza (2007), y no perdí la ocasión de leerla. Todas las ideas que posteriormente se desarrollan en Locuela están ya en esta primera referencia. La novela como juego, tanto para el autor real, como para todos los presuntos autores, sin que por ello el tema que se trata sea menos transcendente: la historia de una familia, de la que han desaparecido misteriosamente sus dos hijos, narrada por un periodista que va implicándose en la trama que le seduce a él del mismo modo que nos seduce a nosotros. El autor se contradice cuando escribe: “Lo escuchaba sin perplejidad ni esperanza, como cuando uno lee un libro o ve una película.” Definitivamente, Carlos Labbé (Santiago de Chile, 1977) es un autor a seguir.