José Luis Argüelles: Pasaje
Trea, Gijón, 2008
Hace veinte años, silenciosamente entraba en escena un poeta importante, a tener en cuenta. Se trataba de Jose Luis Argüelles (Mieres, 1960). Publicaba un primer libro, Cuelmo de sombras (1988) en la casi secreta colección Versus, del Centro Cultural y Deportivo mierense, que por aquellas fechas dirigía Jose Manuel Cuesta Abad y que también publicó, asimismo, un libro de poemas de Herme G. Donis. Allí también iniciaría sus pasos Jose Luis Piquero, con Las ruinas (1989). Era aquel primer libro un conjunto de poemas estimable, de entre los cuales —si se me permite la referencia autobiográfica— unos cuantos quedaron grabados para mí en la memoria. Trataban, melancólicamente, de la soledad, de la vida en provincias, del desamor, la adolescencia, el alcohol o el amor mercenario heterosexual (del cual no existen demasiadas referencias en la poesía española reciente). Tenía algunos de los mejores sonetos en verso blanco de la época.