Javier García Rodríguez
Red de redes: un prólogo a manera de cuento
Hubo un momento en que pasamos de ser nosotros a ser we. Fue la época del inglés y de los viajes a Londres o a Dublín. Pero ahora we somos wii (aunque a veces algunos se quejen: uy) y nosotros somos nosooootros; y aquellas estaciones de entonces han trocado en estaciones para jugar (dos), y siempre hay alguien que se descuelga diciendo aquello de «parece que nintiendo lo que pasa por la red». ¿La nueva religión? ¿El nuevo credo? … De todo lo visible y lo invisible, dios de dios, red de red, red verdadera de red verdadera, engendrada y no creada, de la misma naturaleza que Nadie, porque en todo fue hecha… Cantar de Cantares, Red de Redes. Hágase la web. Messenger es hoy el Hermes que transmite el mensaje de los dioses. La conquista ha comenzado: todos somos pioneros en el avance hacia el nuevo territorio invisible, esa mítica no-tierra de promisión, ese no-lugar, ese salvaje oeste que es la wild wild web. «Go Web», como cantaba aquel grupo. Un paseo por «the dark side of the web». La historia, la nuestra, inevitable: Web Side Story.
Un cuento a manera de prólogo: Let It Snow
Para algunas cosas, los amigos son tan pertinaces como eran las sequías en tiempos de Franco. Su joven amiga Rut está empeñada en que él abra un blog (o se lo administre, o se lo compre, o se lo cuelgue, o como se diga), en que se haga un blog (como quien se hace una permanente o la manicura) y en que se asome asiduamente al suyo y al de otras personas la mar de interesantes, donde se dicen y se pegan (corta-pega, cuelga-descuelga) cosas sin duda muy profundas y muy artísticas y muy amistosas y muy participativas. «Para lo tuyo de la literatura —le dice— sería un buen escaparate». «Hazte un blog, no seas antiguo», le increpa. Quiere que entre, como Alicia, en un mundo maravilloso, pero él va de Humpty Dumpty y se resiste a la sociedad líquida de Bauman. Un poco en plan de pose anticuaria y arqueológica, por hacerse el carcamal (también el Gargamel) y evitar más respuestas impertinentes acerca del aburrimiento, se defiende como gato panza arriba afirmando su incapacidad para la técnica y exponiendo muy objetivamente que no sabe muy bien para qué sirven los blogs, las bitácoras, que unos parecen diarios pero no lo son, que otros juegan a la realidad pero son ficción, que otros son ficción pero muy mal escrita, que algunos abren las puertas a la participación pero ponen filtros, que los de más allá permiten el anonimato y sus máscaras (tanto en el creador como en los invitados a ese diálogo virtual) pero se empeñan en vender verdades e intimidades, que ensalzan la amistad cibernética pero dilatan el contacto personal, que terminan haciendo una especie de comunidades virtuales donde todo parece guiarse por la antítesis del principio establecido por el Señor Lobo de Pulp Fiction: lo de no vamos a empezar a…, ustedes me entienden. Pero claro, como su pose no convence, y como no tiene ni edad ni dignidad ni gobierno para actitudes tan talibanescas, se lee los libros de Vicente Luis Mora (Pangea. Internet, blogs y comunicación en un mundo nuevo) y de J. L. Orihuela (La revolución de los blogs). Dice Mora que un blog es «un registro personal en línea, colgado en internet» y que estos internautas y náufragos, como los ha llamado Pérez Tapias, se convierten en «motivaciones e identidades abstractas». Y aprende más cosas: que se crea un nuevo blog cada segundo, que según Technorati había en 2006 unos 27,2 millones, y que los porcentajes masculino/femenino eran 72 % de hombres frente a 28 % de mujeres. Dicen los expertos que ya no hay dos realidades distintas: la física y la virtual; dicen también —y quizá, seguro, esto sea bueno— que la separación entre lo científico y lo humanístico, esa antigualla de mediados del siglo pasado, ha desaparecido (otros dicen, en cambio, que la fractura es insalvable). Como canta el villancico: «Let It Snow, Let It Snow, Let It Snow».
Blogs de escritor
Si antes se hablaba del bloqueo del escritor, ahora debemos hablar del blogueo del escritor. Si antes estaban bloqueados, ahora están blogueados. Los blogs de escritor tienen una parte íntima y otra pública. Son, en muchos casos, escaparates, adelantos de obras, reflexiones, obras en marcha. En otras ocasiones sirven también para establecer relaciones, para trazar vínculos (reales y virtuales) con otros escritores, para pagar deudas, para devolver favores, para darse palmaditas, para decantar viejos rencores en odres nuevos. Las hay profesionales, asépticas y literarias de postal. De actualidad y de reflexivo ensayismo. Sus autores se comunican con colegas y con lectores: aprenden la realidad de ser uno y ser distinto. Ya no es necesario ser un escritor radical; ahora basta con ser «redical». Ninguno acepta que con su blog queden confinados en un gueto (porque ya se sabe que todos los guetos son pardos y que, según parece, en el guetopardo todo cambia para que todo permanezca igual…).
Blogosfera un poco, un poquito más
Con la literatura y los blogs puede decirse lo mismo que el replicante de Blade Runner: he visto cosas que vosotros no creeríais. He visto a Julio Verne volando en un blogo, he visto colgado un haiku de Edgar Allan Po, he visto a Arthur Conan el Bárbaro, he visto poetas que no saben de la musa la media, he visto que las buenas críticas son, por desgracia, babas contadas, he visto obras de autoayuda con una filosofía que parece comprada en una tienda de todo a zen, he visto a Harold Bloog despotricando contra los mandarines de la crítica literaria antiesencialista, he visto visitantes troleros (fisgones, intoxicadores, manipuladores, animadores, cheer-leaders de bitácora, pom-pom girls de la blogosfera), he visto seguidores del Greek System (como las hermandades norteamericanas), del Freak System (el sueño de la friquición produce monstruos), del Geek System (todo vale porque todo sirve en algún momento), del Estar System (lo importante no es ser, sino estar, permanecer en el éter cibernético: estar por estar), he visto traductores de lenguas notas e ignotas, diaristas frustrados, escritores profesionales y escritores profesionalizados, administradores de fincas (gobernadores de ínfulas baratarias), elecciones primarias, instintos básicos, escritores que perdieron la guerra pero ganaron la web, lectores entusiastas: todo lo agradecen, todo lo interpretan positivamente, activos promotores del buenrollismo universal, como si pertenecieran a la congregación de las Hermeneutas de la Caridad.
Imagen de marca, marcas en la imagen
Mercedes Díaz Villarías (Albacete, 1977) es desde 2004 directora de arte en la agencia de Imagen de Marca y Arquitectura Corporativa CIAC, fundada por Joan Costa. Ha realizado las ilustraciones para campañas como Wanadoo, identidad de ilustración para telefonía Orange, la imagen corporativa internacional de NH Hoteles, la señalética de Ciudad del Real Madrid, e ilustraciones para la imagen corporativa de Aeropuerto Madrid Sur Ciudad Real, entre otros. Antes había realizado el posgrado Diseñar para Empresas del Istituto Europeo di Design y el posgrado Diseño Editorial en el Instituto Europeo de Design. A esta actividad profesional llega Mercedes Díaz Villarías tras unos años de formación académica y artística multidisciplinar que pasa por una beca de investigación en el Departamento de Lenguas Modernas en la uclm, un master en Aplicaciones Multimedia en la Universidad Politécnica de Valencia, unos cursos doctorado en Lenguas Modernas en la Universidad de Turku, Finlandia, y una licenciatura en Humanidades por la uclm.
Díaz Villarías ha compaginado la creación literaria y la creación artística (en 2003 obtuvo el Premio Artes Plásticas en el certamen Jóvenes Artistas de Castilla la Mancha) tratando en muchas ocasiones de aunar ambos universos de experiencia estética en obras que superan los estrechos márgenes de los géneros tradicionales. Ha realizado exposiciones individuales y colectivas (Toledo, Madrid, Albacete, Córdoba), ha creado ilustraciones para revistas (revistaoniria.com), etcétera. De esta sólida formación, así como de una evidente carga intuitiva, ha surgido en Mercedes Díaz Villarías un discurso en torno al arte y sus alrededores que sabe situar y situarse (nada que ver con el moderno discurso antiteórico, tan edificante y tan intrascendente) sin que ello conduzca a los agobios del excesivo academicismo ni a las correas del encasillamiento:
Mi formación es ante todo humanística, con baseen la historia de la cultura y el pensamiento.La vena artística, tanto para la escritura como parala pintura, es la vocación que se nutre de esa formación. Las estancias en diversos países o ciudades sonun impulso para la acción artística.No creo en la figura del artista como divino o intocable, sino en la importancia de la obra y el proceso de recepción. En realidad, lo más importante es «hacer cosas», no sujetos a programas o preceptos.
En el campo de la poesía, ha sido incluida como autora en la antología La generación fanzine. Poetas de Albacete para el siglo xxi preparada por Arturo Tendero en 2001, en la antología 33 de Radio3. Poesía Joven en La Estación Azul (2004) y en Periféricos, 15 poetas (2004). Ha publicado los libros Finlandia (2002), Enviada especial (2003, Premio Internacional de Poesía Barcarola) y Mi nombre es rojo (Plurabelle, 2004). De su poética, escribe la autora: «La poesía no se limita a un modo de escritura, es una respuesta a los estímulos que la vida genera en el ser humano, quien, debido a la ansiedad que le produce su pequeñez ante el universo, intenta calmarse mediante una participación en él. La palabra crea la comunidad con los hombres. Subvertirla y enriquecerla es el juego del creador y el regalo hacia el resto de los miembros de la sociedad. Si además puede integrarla en la corriente o el legado anteriores, se unirá así a la lenta e imperceptible construcción de la civilización. De modo que primeramente es una catarsis individual, mas tiene también una función antropológica de creación de significados para el grupo».
Y en la respuesta a un cuestionario de filias y fobias, apunta que le gusta el arte como proceso, la honestidad intelectual, el trabajo y lo insólito; y que no le gusta el arte como producto, la postura intelectual, la experimentación gratuita y lo funcional.
A partir de esta formación y de estos presupuestos estéticos, Mercedes Díaz Villarías inició el blog http://ememinuscula.blogspot.com, que ha ido pasando por distintas fases y distintos contenidos hasta su configuración actual con el proyecto «Canciones en Braille», una experiencia con intención abierta y participativa, una «work in progress» concebida como «un proyecto creativo y simultáneo y colectivo. una serie infinitesimal de fragmentos, cada uno de un autor. si deseas participar lee desde la canción en braille número uno e intenta rellenar algún hueco del contexto». La originalidad del plan global de estas canciones reside en la necesaria cooperación de los lectores del blog, que se convierten en coautores múltiples de una trama de textos unidos tenue y sutilmente por relaciones casi invisibles (coautores que colaboran no solo con sus posts, sino con entradas propias: más de setenta hasta el cierre del proyecto). Las «instrucciones» con las que Mercedes Díaz Villarías encabezaba la primera de sus «canciones en braille» era la siguiente:
En este blog durante el mes de julio se está llevando a cabo el proyecto «Canciones en Braille». Inicialmente se trataba de textos creados por el administrador en torno a recuerdos en un sistema de interferencias. Los personajes, ambientes y motivos se tocaban tangencialmente sin llegar a cerrar ningún significado. Espontáneamente empezaron a llegar textos que continuaban esa serie, comentarios a las entradas. Lo que hice fue publicarlos como entradas y darles más carga a través de la fotografía, vinculándolos con otras referencias del hipertexto. Si todo va bien este libro será un libro escrito en común y online. Puede que si las cosas funcionan y hacemos un buen trabajo lo editemos en papel de manera que a través de petición el solicitante del libro lo reciba a domicilio. Será un libro escrito en red, editado en red y distribuido a través de ella:
Pinchen «Julio» y lean el texto desde el Uno.
Presten atención a las fotos, a la letra de los temas sugeridos y a las películas.
Envíen algo que encaje con el resto, encabalgado con los otros textos… Recuerdos falsos.
El administrador
Durante meses, han creado «Canciones en Braille» (que serían, si me lo permite la autora, otro mapa de América hecho a través de impulsos hermenéuticos en absoluto confirmables) Daniel Refoyo, Antonio Agredano, Diego Urizarna, Nacho Montoto, Clarence, Amacaballo, Clifor, Julián Cañizares, anonimarta, Tyrell Corporation, Carlos Varón, Trapi, la cónica, Txe, y otros muchos disfrutadores del discreto encanto de las minúsculas. De David Lynch a Kurt Cobain, de los grandes lagos a los cañones, de los moteles a los convertibles con asiento de cuero, personajes y lugares se encuentran y se alejan ajenos al hecho de existir en un universo común. La voz los unifica en su diversidad (en la de la voz y en la de los elementos que esta nombra). Terminada la primera fase del trabajo colectivo, escribía Mercedes Díaz Villarías:
(we need a holliday)
me tomo unos días de descanso, los cuales usaré (en parte) para reflexionar sobre este proyecto en común. cómo funciona la nostalgia por un relato perdido, la práctica lingüística en común, la creación simultánea, la interacción comunicacional.
la sobriedad de un falso realismo.
por supuesto, la participación y la creatividad siguen abiertas. a los nuevos decirles que miren desde la Canción Braille número uno, en el mes de julio que pueden seleccionar en el menú de la derecha de este blog. a los que estamos ya implicados, les doy ánimos para seguir participando, y para ahondar en la vías teóricas y prácticas ya abiertas. yo creo en esta interrogación que son las Canciones en Braille, en su anotación infinitesimal, los lenguajes-máquinas, las notaciones lógicas no denotativas, en sus grafos (imágenes-foto) y el simbolismo musical.
en este texto, no hay ya síntesis bajo la autoridad de ningún autor. al menos la de este administrador es mínima. puramente funcional.
el mundo cambia.
continúen pensando. continúen enviando. nos vemos a la vuelta. besos.
Además de este proyecto colectivo, Díaz Villarías ha iniciado recientemente una nueva vía de discurso artístico cercano a «intervenciones multimedia». Palabra, voz, música e imagen se integran en experiencias que alcanzan altas dosis de potencia expresiva y de lirismo. En su blog pueden encontrarse dos ejemplos paradigmáticos de esta vía: el «Poema de Jack» (presentado en Valladolid en el encuentro de poesía versátil.es en marzo de 2007) y «Mi hermano» (presentado en el «Mapa poético-07» de Córdoba y publicado en la revista Salamandria de El Gaviero).
Mi hermanoy mi hermano intentó ser él mismo pero no le dejamos él quería ser el corazón de una manzana en la boca de un caballo él quería buscar látex y sustancias dentro de los órganos
animales él quería sustituirlos por blandas multitudes de compañía él quería darles un sábado mecanizado y sus manos acariciaban por dentro los ojos azules de nuestras mascotas como corredores vacíos de neones rosaspero no le dejamos y mientras, yo buscaba la mujer en él y sólo encontraba un hombre noble, ya maduro, ordenado y justo como habitaciones.nuestro pequeño niño, el menor, arrastrando una mochila porque hemos olvidado
recogerle del colegio en su larga espera de que le encontrásemos bajo él
mismo porque él era demasiado joven para hacerlo, y bello, porque nunca lo conseguimos yfinalmente compró una enorme maleta de la Cruz Roja para esconder dentro sus insectos sus plumas sus dientes e intentaba ir «a casa» pero no le entendíamos así que se mudó a una ciudad de la costa creció a sus anchas creció en una belleza mortal, sin hablar con nadie¿alguna vez me curasteis las rodillas cuando fui pequeño? ¿alguna vez hicisteis dos triángulos con mi sándwich o un abrazo a media noche o la sangre bombeando o las palabras?y mi hermano ahora me ama y mi hermano es su propio hermano, también, y se lo digo, pero aún no sé hablarle digo —bien— pero sin énfasis, como una revolución flácida. y recordamos aquel día con mamá en el supermercado cuando se tiró en el suelo llorando pateando el linóleo y tirando los estantes porque quería un pequeño pony, la forma más bonita que había podido ver hasta entonces, pero aún no sabía las palabras.mi padre creyó que era raro mi padre dijo raro como quien dice homosexual y juan en la bañera canturreando muy flojito bajo un vapor gris de fría tragedia demasiado grande para su cuerpo ¿quieres azúcar y leche, hijo, quieres andar hablar especular con tus sueños quieres ir a la noria donde crecen las raíces rojas?y él, nada, en silencio, patrullando su armario a escondidas donde acunaba a un conejo muerto.la voz de mi hermano era el resultado del cuidado con que tocaba el pelo por la noche del conejo cazado por los amigos paternos. un conejo desarmado por la dulzura de un hermano que
aún no había cambiado un conejo de timidez y calma que fue largamente escondido que representaba el final de una bajada latiendo en un lugar apagado blanco sobre blanco soñando en el roce de una contra otra pata.en un recorrido final en un oasis con sonido de bajo mi hermano hizo muchos dibujos de la tienda del juguete que deseaba y de las frutas de dos palabras jugando esgrima sobre un tablero yo hice fotos de sus dibujos y de él saliendo del mar en un traje de neopreno para niños con el pelo mojado sobre un fondo de edificios gemelos un laberinto de puentes y pasadizos elevados que le llevan a la vida de ese mismo lugar donde reside determinado por dos estaciones de su cuerpoun niño abrazado a un conejo blanquecino que nada al salir de clase un adulto alquilando espacios invisibles. Veterinario.
La mancha (humana) de Mora
Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970) es director del centro del Instituto Cervantes en Albuquerque (New Mexico, USA). Ha publicado el libro de relatos Subterráneos (DVD, 2006, Premio Andalucía Joven de Narrativa 2005), la novela en marcha Circular 07. Las afueras (Córdoba, 2007), y los ensayos Singularidades. Ética y poética de la literatura española actual (Bartleby, 2006), Pangea. Internet, blogs y comunicación en un mundo nuevo (Fundación José Manuel Lara, 2006) y La luz nueva. Singularidades de la narrativa española actual (Berenice, 2007). Asimismo, han visto la luz los poemarios Texto refundido de la ley del sueño (1999), Mester de cibervía (Pre-Textos, 2000), Nova (Pre-Textos, 2003), Autobiografía. Novela de terror (Universidad de Sevilla, 2003) y Construcción (Pre-Textos, 2005). Colabora con revistas como Quimera, Mercurio, Archipiélago, Clarín y Cuadernos del Sur. Acaba de recibir el I Premio Málaga de Ensayo por un libro sobre espacios simbólicos entre arte y literatura, de próxima edición en Páginas de Espuma.
http://vicenteluismora.blogspot.com es el blog que, bajo el epígrafe general de «Diario de lecturas», administra este escritor y gestor cultural cordobés. Con la particularidad de ser un blog de crítica literaria y de debate más que de creación (si admitiéramos que la crítica literaria no es un discurso creativo y se queda solo en una subsidiaria intermediación expositiva y valorativa), en un par de años se ha convertido en el blog más influyente en el ámbito de la nueva crítica literaria española porque ha conseguido no solo ampliar el sistema literario objeto de estudio escorándose hacia un «canon otro», sino hacerlo a partir de un profundo debate que afecta a la renovación de las formas críticas (inseparable, claro, de la de las formas literarias) y a la reconsideración de los principios estéticos y de valoración. La declaración de intenciones que sustenta el blog de Mora adelanta una poética: «En este blog se intenta una lectura crítica de la literatura —y de otras cosas— alternativa a la común: buscamos una crítica para el siglo xxi a tiempo real». Y se cierra con una cita de José Luis Brea que postula: «El artista es un productor de directo». Por el blog de Mora (cuyo canon es un listado de editoriales que aparecen como enlaces) transitan los libros generadores de debate y controversia, las disquisiciones sobre crítica y críticos, los debates sobre pensamiento filosófico (varios de mucha enjundia sobre la posmodernidad, por ejemplo), los posicionamientos —nada tibios— sobre nueva y vieja narrativa, las nuevas tecnologías que ya no lo son tanto… Declara el propio Mora: «El blog nació con varias intenciones: primera, la posibilidad de “criticar al crítico”, algo imposible de imaginar en suplementos y revistas al uso; segunda, permitir el tipo de reseña profunda (con notas al final, si hace falta), desterrada de los mismos lugares salvo excepciones como Quimera o Revista de Libros. Tercera, acercar la literatura a otras especies y otros espacios tecnológicos, artísticos, digitales, filosóficos. Se trata de hacer crítica en tiempo real».
El «Diario de lecturas» de Vicente Luis Mora es, por supuesto, también una manera de situarse en el sistema literario, creando lo que podría llamarse una «comunidad de intereses» que poco a poco ha ido acogiendo a poetas, narradores, críticos, ensayistas, filósofos, creadores visuales, etcétera. La potencialidad participativa es seña de identidad de un blog que no renuncia a la profundidad, a la controversia: es una fuerza de choque, una unidad de intervención rápida (y muy acorazada). Una entrada muy interesante, y que muestra esta potencialidad participativa de la que hablaba, es «Reflexiones sobre la crítica que queremos», que recibió nada menos que 125 respuestas (entre ellas, las de Jorge Carrión, Jorge Riechmann, Agustín Fernández Mallo, Pablo García Casado, Martín Rodríguez Gaona, Dolan Mor, María do Cebreiro, Salvador Gutiérrez Solís, Ángel Zapata, Diego Doncel, Antonio Jiménez Morato, Sergi Bellver, José Antonio Montano, Miguel Rojo, Miguel Ángel Gara, Enrique Falcón, etcétera).
Un año de «Diario de lecturas». Reflexión y propuesta sobre la crítica que queremos
La reflexión
Hace unos días se cumplió un año del nacimiento de este «Diario de lecturas». El jueves pasado, el blog apareció en el Ciberpaís (edición especial Andalucía), con una foto del crítico, algo cegado por el sol. Este periodo transcurrido, este Diario se ha convertido en algo parecido a un foro sobre literatura, en el que hay muchas más visitas de lo que los comentarios parecen sugerir, y donde se puede hablar con libertad (siempre que no haya insultos) de todo. Nació como una experiencia piloto que venía a romper con dos ausencias de libertad, una mía y otra de los lectores.
Mi falta de libertad venía constituida por la imposibilidad de decidir, en el resto de revistas y medios donde colaboro con mis reseñas, algo tan esencial como: 1) qué libro criticar; 2) de qué modo hacerlo; 3) con qué extensión. Por no añadir que, a veces, se suele enviar los libros al crítico con la advertencia de que no estaría mal que la reseña anduviese por tal o cual camino o que no transite por él. Utilizando las posibilidades de internet, quería además construir una crítica on line que, mediante notas al final del texto y links, se convirtiese también en crítica hipertextual, en hipercrítica.
La falta de libertad de los lectores ya la señaló Jordi Doce en uno de los artículos de su ensayo Curvas de nivel: los suplementos literarios y las revistas están hechas, en casi todos los casos, de manera que los lectores no pueden «responder» al análisis del crítico. Ni el autor puede defenderse del diagnóstico del reseñista ni los lectores interesados someterlo a juicio, de modo que la crítica de libros se configura como una operación vertical y dogmática con escasa o nula corrección democrática. Aunque el texto de Doce apareció cuando esta bitácora llevaba unos meses caminando, me pareció que materializaba verbalmente a la perfección una de mis intenciones al abrir la página: la posibilidad de criticar al crítico, completando, desarrollando o refutando la reseña. E incluso (aunque creo recordar que no ha pasado hasta ahora), ofrecer a los autores reseñados un margen de respuesta, de modo que podrían, si quisieran, contestar a mi análisis en el mismo terreno, casi al mismo tiempo y con igual o mayor extensión, lo que no sucedería en ningún otro medio de comunicación. Es la ventaja de los blogs.
Este Diario ha intentado definirse por algo que me define, la generosidad. Leo mucho, escribo mucho y no creo que deba perdón por ello. No son pocas las voces que me dicen que me dosifique, que me haga esperar, pero eso va contra mi naturaleza. No sé cuánto tiempo tengo por delante para escribir; no quiero arrepentirme de no haber disfrutado lo suficiente. Además, lo que hago en este blog no es escritura creativa, no es onanista, sino lectura atenta y generosa de lo que hacen o hacéis los demás. Es por vosotros y para vosotros. Lo bueno que tiene el blog es que no es de obligatoria lectura, así que quienes quieran que me dosifique solo tienen que entrar de higos a brevas. Así parecerá que escribo menos.
PropuestaLa cuestión es que, a la vista de esta experiencia, y de varias reflexiones de varios lectores, me gustaría proponer, que nos propongamos todos, una cuestión esencial. ¿Cuál es la crítica que queremos? ¿Qué tipo de crítica debería presidir los suplementos?
Del análisis de los suplementos más vendidos («Babelia», «El Cultural», «ABCD las Letras») se deduce que hay muchos tipos de crítica:
1. La que llamaba Jordi Gracia «escritura cultural» en Hijos de la razón (Edhasa, 2001), consistente en una especie de ensayo de cierta altura sobre el autor o los temas del libro reseñado.
2. La crítica «impresionista», o conjunto de impresiones que al crítico le ha producido la lectura del texto.
3. La crítica «dirigida» que, partiendo de un presupuesto o ideario estético previo, intenta imponerlo ensalzando a los libros que participan del mismo, o destrozando las obras que no lo comparten o lo combaten. Esto es especialmente visible en poesía, como hemos demostrado documentalmente en Singularidades.
4. La crítica «descriptiva»: se limita a dar cuenta del contenido, tono general y estructuras básicas del libro analizado, obviando cualquier calificación singular del mismo, puliendo tacañamente todo adjetivo valorador, y con ahorro de cualquier contextualización de la obra en su entorno, combatiendo —esquizofrénicamente— el carácter canónico que toda crítica tiene por su propia definición.
5. La crítica entendida como «propaganda», peste denunciada desde hace años por Juan Bonilla, que comenzó en España con la brusca aparición de un mercado de novela, que intenta justificar lo injustificable, vender lo invendible y hacer aparecer como literatura (Ignacio Echevarría dixit) lo que antes era aceptado como subproducto editorial. Está especializada en buscar argumentos increíbles para aplaudir ciertos libros premiados, o ciertos best-séllers presentados como novelas o libros de cuentos. Esta práctica pronto llegará a la poesía, si es que no ha llegado ya.
6. La crítica «educativa»: intenta enseñarle al escritor novel cómo tiene que hacer un poemario, un libro o una obra de teatro. Su estrategia es aplaudir, con algunas palabras de aliento y numerosa condescendencia, el primer libro de un autor, para destrozarle en el segundo y perdonarle la vida en el tercero.
7. La crítica de «destrucción masiva»: solo intenta exterminar a un rival, a un competidor, o a alguien que se presenta como amenaza de la posición de uno, mediante el ataque inmoral, general y personal contra su obra o contra su persona. Muy extendida en ciertas revistas y ciertos medios.
8. La crítica inteligente.
Este número 8 es precisamente el que nos interesa ahora. ¿Cómo debiera ser una crítica inteligente, una crítica auténtica, teniendo en cuenta las limitaciones de espacio disponible en los medios de comunicación? Es obvio que la crítica de fondo solo puede hacerse en artículos de largo aliento o monografías, pero los lectores compradores de libros no suelen leer revistas científicas (ni muchos críticos), ni monografías, ni tesis doctorales, y sin embargo esos lectores demandan de nosotros cierto asesoramiento, cierta jerarquía de lecturas. Quieren saber por qué debemos leer antes a González Sainz que a Pérez Reverte. Quieren que les justifiquemos la supuesta primacía de Juan Ramón frente a Neruda, o de Neruda frente a Juan Ramón, según qué criterios. Quieren saber qué novedad deben comprar cuando vayan a las librerías, y por qué. Y quieren que esos argumentos aparezcan brevemente articulados, en dos, tres o cuatro mil palabras, en periódicos, revistas de información general o medios digitales. Aquí tenemos el problema. ¿Cómo deberíamos hacer esa crítica inteligente, qué debería tener y qué no? ¿Debería obviar el argumento de la novela, o no? ¿Debería describir la métrica del poemario, o no? ¿Debe contextualizar al autor y a la obra en su entorno geográfico o cultural, o limitarse al análisis de la obra como elemento exento? ¿Debe contener una valoración expresa? ¿Debe incitar a la compra? ¿Se pueden permitir comparaciones con otras obras recientes, de similares características? ¿Se debe hacer crítica solo de libros interesantes, como he leído muchas veces, o también es necesario un poco de canon negativo, rechazando libros de nulo interés o vendidos por el marketing como imprescindibles, cuando no se sostienen sobre pilares literarios exigentes?No son cuestiones menores. Pero no son temas, curiosamente, de los que suela hablarse. Este año de blog y de crítica criticada me ha hecho reparar en la importancia de estos asuntos, sobre los que me gustaría abrir un debate. Además de para aportar pensamiento sobre crítica literaria, algo siempre interesante y útil de por sí, me servirá para intentar mejorar la crítica que ofrezco desde el «Diario de lecturas». Abro aquí la discusión, en la que prometo participar al más mínimo requerimiento de los lectores. ¿Qué pensáis? ¿Qué crítica queremos?
Manual de blogs para caníbales
El blog de Rafael Reig (http://hotelkafka.com/blogs/rafael_reig/) está alojado en la página de «Hotel Kafka», un espacio cultural multidisciplinar definido por sus impulsores como un lugar único para crear, en la antigua editorial e imprenta de Pérez Galdós, pensado para provocar el placer y el asombro del arte y la literatura. Allí trabaja Rafael Reig como profesor en el master en Escritura Creativa y es, además, director del seminario sobre True Crime.
La declaración de intenciones que figura en el frontispicio de este blog expone: «Pues pondré aquí lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien me quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario». Y junto a ella, una nota biobibliográfica bastante completa pero que, por su tono, adelanta algunos rasgos de estilo literario del propio blog y algunas características de sus contenidos: ironía, literatura como aspecto integrado en lo vital, apuntes biográficos, apelaciones directas al lector, profundización en un yo convertido casi en personaje, desacralización de los procesos creativos y del arte como producto, humor, lenguaje sencillo, sentimentalismo refrenado (pero muy presente), reflexión sobre la actualidad social (no olvidemos que Reig colabora con el diario Público desde sus inicios), anotaciones familiares (su hija, su chica, sus hermanas) y amistosas (incluyendo amigos antiguos que se convierten en materia casi narrativa):
Nací en Cangas de Onís, Asturias, en 1963. He vivido en Cuenca, en Colombia y en Estados Unidos, y casi siempre en Madrid y a poca distancia de la glorieta de Bilbao. Me he cambiado de casa no menos de cincuenta veces. Tengo estudios, pero de Letras. He trabajado casi siempre como profesor (en universidades, institutos de enseñanza media, academias de recuperación, en clases particulares a domicilio y en el Hotel Kafka). He escrito muchas novelas y he conseguido incluso publicar algunas: Esa oscura gente (1990), Autobiografía de Marilyn Monroe (1992), La fórmula Omega (1998), Sangre a borbotones (2002), Guapa de cara (2004), Hazañas del capitán Carpeto (2005) y Manual de literatura para caníbales (2006). Intento sin mucho éxito que me llamen Rafael, no Rafa; no viajar y pasar más tiempo en la casa de mi familia, en Piles, Valencia. Tengo una hija que se llama Ana: es una maravilla de chica.
Jueves, 10 de enero de 2008
Noche de Reyes
Ando tristón. Tuviera yo vida interior, inclusive me deprimiría; pero no es el caso, a lo más que llego es a estar algo abatido, medio mohíno.
Ya no sé ni de qué pie cojeo. Empecé el año cojo perdido, con tendinitis en el tobillo derecho. Cuando se me empezaba a curar, me dio un terrible ataque de gota en el pie izquierdo. Duele mucho, la verdad.
Todos los años Anusca y yo nos vamos a Miranda de Ebro a pasar los Reyes con mi hermana Columna.
Se iba a llamar Pilar, pero mis padres decidieron que no había tanta diferencia entre un pilar y una columna, y se llamó Columna. A mí, como es lógico, no me suena raro. Desde que hay ave, la red ferroviaria española está mandada recoger. Todo para el ave, gritan, mientras suprimen paradas, trenes, líneas. Las poblaciones pequeñas se quedan cada día más incomunicadas y aisladas, los viajes son cada vez más caros, en fin, un desastre de proporciones descomunales. El presupuesto de 2008 dedica casi la misma cantidad de dinero al ave que a todo el resto de la red. Cada año es más caro y más difícil viajar en tren.
Y más incómodo. Salvo en ave, claro, ese tren para ejecutivos atómicos que solo le dirigen la palabra a su propio móvil.
A Miranda de Ebro, aquel gran nudo ferroviario, quién lo diría, ya llegan pocos trenes. ¿Qué pensaría Pedro Rojas, el ferroviario (y hombre) inmortal en los versos de Vallejo?
Solía escribir con su dedo grande en el aire:
«¡Vivan los compañeros! Pedro Rojas», de Miranda de Ebro, padre y hombre, marido y hombre, ferroviario y hombre, padre y más hombre, Pedro y sus dos muertes.
Aquel Pedro que era capaz de «vivir dulcemente en representación de todo el mundo», el que fue asesinado, aunque «su cadáver estaba lleno de mundo».
(Hay un libro que se agotó allí, claro, sobre el campo de concentración de Miranda, a ver si lo reeditan y le echo un vistazo.) Cuando paró en Burgos, me bajé a fumar un cigarrillo. En seguida vino el revisor hecho un basilisco.
—No se puede bajar a fumar en las paradas —decía.
—¿Por qué no? ¿Este tren va a Auswitch o a Miranda de Ebro? Faltaría más que no me pudiera bajar donde me dé la gana.
Da un poco de risa: desde que prohibieron fumar en los trenes, los lavabos apestan a tabaco. Mi hermana Columna, además de tener algunas características comunes conmigo (pocas, por suerte para ella), es todo lo que yo no soy: paciente, hogareña, cariñosa con los niños y de buen conformar y mejor humor. Nada más llegar me pone siempre una cervecita helada.
Mientras tanto, Anusca y ella se ponen a cocinar y charlamos. Aquí están haciendo pisto. Mira qué cara tan seria pone mi hija cuando cocina. A los niños les entusiasma hacer cosas de mayores, pero las llevan a cabo con gran seriedad, muy concentrados, poseídos por la importancia de su actividad.
A los mayores también nos encanta hacer cosas de niños, travesuras, juegos, canciones, bromas. A veces pienso que nos sucede lo mismo: se nos queda la misma cara, nos lo tomamos demasiado en serio.
Escribir un soneto, ¿no es al fin un juego? ¿Por qué darse entonces tanta importancia y poner esa cara tan solemne? Follar, ¿no es al cabo un juego? ¿Por qué entonces nos lo tomamos tan a pecho, con tanta severidad? ¿Disfrutamos tomándonos en serio los juegos infantiles, igual que los niños disfrutan tomándose en serio las cosas de mayores? ¿Por qué nos dejamos poseer por lo pomposo, en lugar de jugar más a menudo, con más sencillez y sin tanta convicción?
No sé, ¿tú qué piensas?
Luego vinieron mis sobrinos, Rafael y Nieves, de 16 y 14. Después de cenar, iban a salir. Las negociaciones sobre la hora de llegada estaban basadas en el conflicto de Oriente Medio: interminables, urgentes, llenas de falsas promesas y amenazas veladas, engañosas por ambas partes, con tanto victimismo como abuso de poder y con hojas de ruta dibujadas a espaldas de la realidad.
Mientras tanto, mi sobri Rafael se puso a entretener a Anusca. Sacaron más de veinte disfraces. El más peregrino o aberrante fue este, en el que mi pobre hija quedó convertida en la más joven recluta del ejército.
Hicimos lo que hacemos todos los años: comer mucho, beber más, charlar, dar paseos, ver la cabalgata de Reyes, ir a patinar a Vitoria y jugar a las siete y media con garbanzos (cada uno con un valor de cinco céntimos de euro: mi hija ganó siete euros).Este año no pude patinar (el anterior tampoco, por un dolor de muelas repentino), aunque presenté parte médico de la tendinitis. Como siempre, mi cuñado José Manuel se encargó de extenuar a mi hija sobre la pista, aun a riesgo de unas cuantas culadas.Gracias, Jose, tronco.
A mí la pista de patinaje de Vitoria, con su quiosco de música, me gusta mucho más que la de Nueva York, ¿pasa algo? Y además, como todos los años, me arrastré cojeando a ver un rato la estatua de Ignacio Aldecoa. A mí me han gustado mucho algunos libros de Aldecoa y me gusta mucho esa estatua en el parque.
Durante la noche del 5 vinieron los Reyes, dejaron huellas de camello por todas partes, se comieron dos mazapanes y se bebieron casi media botella de Ballantines (qué raro, ¿verdad?). A Nieves le trajeron potingues de maquillarse y un móvil. A Rafael lo que había pedido: libros de Camus, Lorca y Rilke. Con un par. A mí un boli. A Anusca un almohadón, una bolsa, unas cuentas para ensartar collares y un muñeco del Olentzero.
Al día siguiente ya casi estaba curado de la tendinitis. En el tren, Anusca se durmió en su almohadón nuevo, ocupando los dos asientos, lo que me obligó a hacer el viaje con «billete de barra», en el bar, probando los distintos botellines de whisky y procurando apoyar el peso en el pie izquierdo, por si acaso.
Por la noche me dolía un poco el pie izquierdo. Pensé que sería de apoyar el peso sobre él.
A la mañana siguiente no podía andar. La gota.
Ahora convalezco (qué bonito verbo para conjugar, ¿verdad?). Y ando tristón, pero a ratos me fumo un pitillo y me tomo una cervecita y, como a Garcilaso:
Tras esto el importuno dolor me deja descansar un rato.
Estar en vilo, estar en Vilas
Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962) es narrador y poeta. Ha publicado poemarios, libros de relatos y novelas como Osario de los tristes (1989), El rumor de las llamas (1990), Los días antiguos (1990), La vida sin destino (1994), Dos años felices (1996), Las arenas de Libia (1998), La región intermedia (1999), El cielo (2000), Zeta (2002), Magia (2004), Resurrección (2005). Como antólogo ha preparado Los chicos están bien: poesía última (2007).
El blog de Manuel Vilas, http://manuelvilas.blogspot.com, se abre con un escueto «manuel vilas. literatura». Noticias, recuerdos, apuntes pseudobiográficos, informaciones variadas, artículos de prensa (en ABC, en El Heraldo), aventuras del comandante Vilas, avisos de presentaciones, asuntos de actualidad, pequeños relatos, personajes creados, notas de cine y música, anuncios de libros de amigos y de actividades literarias, y otras informaciones conforman los contenidos de este blog. Poesía en suma.
La abundancia literaria
(jueves, 18 de octubre de 2007)
Algunas veces me he preguntado por qué se escribe tanto hoy en España o por qué hay tantos escritores. No hago la pregunta con intención censora, o con ánimo de vituperar la abundancia como un síntoma de falta de talento. No. Cambiaré la pregunta para mostrar lo que pretendo: por qué escribo yo y escribimos tantos y no escribieron nuestros padres, ni escribieron nuestros abuelos, ni nuestros bisabuelos. La respuesta es curiosa: escribimos porque podemos escribir, porque fuimos a la universidad, porque pudimos comprar libros, porque tuvimos tiempo para leerlos, tiempo para hablar de los libros, porque, en definitiva, nos dejaron escribir. Mi padre, de haberle pasado lo que a mí, podría haber sido escritor perfectamente. Pero no tuvo la ocasión. Imagino a los padres de un montón de escritores de mi generación, o de generaciones precedentes o de generaciones más jóvenes, padres que no escriben porque no pudieron escribir.
No me interesan ahora los logros literarios, sino que lo que me interesa es la sociología del hecho de que ahora haya tantos escritores en España, escritores hijos de una clase media, clase media baja en mi caso, que consiguieron ir a la universidad porque España, simplemente, había entrado en una etapa de prosperidad económica. Había becas. Yo estudié la carrera de Filología Hispánica con becas, entre los años 1980 y 1985. Y las últimas becas ya eran cuantiosas. Me permitían estudiar sin tener que pedir un duro en casa. Eso mi padre no lo tuvo, mi abuelo menos, mi bisa- buelo… mejor no sigo. Yo escribo en definitiva porque la España que me tocó en suerte me permitió estudiar y me permitió escribir. Este hecho no es tan circunstancial, y no por obvio deja de ser perturbador. Es un hecho perturbador si lo entendemos en toda su profundidad. Significa una injusticia demoledora. Mi vocación literaria nació en el bachillerato, no antes. Si yo no hubiera estudiado el bachillerato, como no pudo estudiarlo mi padre, no hubiera nacido en mí ninguna pasión por la literatura o por la escritura. Me hubiera embrutecido en cualquier oficio. Me hubiera convertido en otra persona. Pienso a veces en esa otra persona. Me veo en una fábrica, en una tienda, en una oficina pequeña, en una nave industrial de las afueras.
Como mi padre no escribió, y habla poco, yo creo que nunca llegaré a saber cómo fue mi padre. Cómo es mi padre sí que lo sé, más o menos. Si mi padre hubiera escrito, sería diferente. Los hijos de los escritores de mi generación sí sabrán cómo fue su padre, qué mundos inventó, qué cosas escribía, qué pasiones tenía. La escritura graba una memoria familiar también. Hay un uso privado y primordial de la literatura. La clase media española que llegó a la universidad y dio escritores dejará escrito su mundo. Eso es nuevo. Una nueva memoria, una nueva conquista. Hay más escritores, claro, y eso es magnífico porque significa que hay más progreso, desarrollo y reparto. Muchos amigos escritores se asombran cuando les pregunto por sus padres, cuando les pregunto que por qué creen ellos que sus padres no escribieron y ellos sí escriben. Las posibles respuestas desazonan.
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Nota 1: Recupero este artículo, que publiqué en ABC hace unos cuatro años, más o menos, igual son cinco. No me acuerdo, y no me importa. Igual fue hace seis años. Lo he encontrado por azar en el disco duro. Lo he leído y bien, está bien, como yo. MV.
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Nota 2: Realmente no sé por qué he colgado este artículo. No me gusta nada. Me parece una rayada. No sé por qué escribí ese tostonazo. Yo no escribo así.
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Nota 3: Yo creo que ese artículo no lo he escrito yo. No me reconozco. ¿Cuántos soy, dios, cuántos? Y de entre tantos, quién es el que es.
Lunes, 3 de diciembre de 2007
Mas pruebas leone
Si hablando con alguien de Érase una vez en América de Leone, ese alguien menciona El padrino de Coppola, enton- ces ya ni me pongo a hablar del Tour de Francia. Entonces, simplemente me voy sin despedirme y no quiero volver a hablar con ese tío en toda mi puta vida. No es por desdén, qué va, es porque no me descubra. Es por miedo.
Jueves, 20 de diciembre de 2007
Paulina Rubio
Soy fan radical de Paulina Rubio, sí, es verdad. Hay canciones suyas estupendas. Están todas en youtube. «Hasta el amanecer, eeeeh». Es fantástica. A ver si puedo verla en directo. Tiene un don. Es una fiesta. Es un planeta. Es un delirio de energía. Soy paulino, sí. Pasión por el oro paulino. «Y yo sigo aquí esperándote», bueno, esa canción es poesía en estado puro. Puro paulino. Ojalá supiera escribir un poema que contuviera el aliento dorado de los hombros de Paulina. Paulina, the paradise. Paulina Rubio, es ella. A veces la naturaleza crea prodigios. Paulina es el prodigio. Paulina Rubio es el mayor espectáculo espiritual que me ha sido dado contemplar en los últimos 300 años. Mi próximo libro de poemas se titula Paulina. Acabo de fundar ahora mismo el club de poetas fans de Paulina. Paulina es el rigor del cielo entre nosotros. Su voz es la voz de lo que importa. «Y yo sigo aquí esperándote…»
Paulina es un capricho de lo Alto.
Paulina es la Utopía.
Paulina es el Socialismo real.
Paulina es la belleza que transforma lo que toca en viento
maldito.
Paulina es la revolución.
Paulina es la sangre.
Paulina es la casa.
Paulina es tu hermana.
Paulina Rubio es nuestro destino en lo universal.
Pa que te fijes en mí y entonces me quieras
pensaré si queda alguna manera
y yo sigo aquí esperándote
tu química con mi piel
hacen carga explosiva
y cuando me acerco a ti
hay una bomba explosiva
3 de enero de 2008
Feliz 2008. Este será el año en que me haré rico, claro. El año en que me echaré una novia como la de Sarkozy. El año en que ganaré el Premio Nobel de Literatura. Y el de Medicina, y el de Física. El de la Paz, ese no. El año en que me compraré un yate de oro. El año en que ganaré las elecciones y seré el nuevo Presidente del Gobierno. El año en que invadiré, no sé, los Estados Unidos. El año en que veré a Dios. El año en que conoceré los límites del Universo. El año en que hablaré holandés, rumano, chino y portugués. El año en que me haré amigo íntimo de Sarkozy, Paulina Rubio, Bob Dylan y Peret. El año en que escribiré una biografía de Santiago Carrillo y otra de Blas de Otero. El año en que redactaré una historia de la literatura española última. El año en que soñaré un soneto dedicado a Paulina Rubio, la chica de oro. El año en que invadiré México, ayudado por Hugo Chávez y Fidel Castro. El año en que a lo mejor dejo de estar nervioso. El año en que viajaré a Baton Rouge de la mano de la novia de Sarkozy. El año donde el cambio climático hará que nieve en agosto y que nos bañemos en febrero. Quiero bañarme en febrero y quiero esquiar en agosto. El año en que grabaré un disco que se titulará «Beethoven era negro». Y los días serán relámpagos, y estarán llenos de sorpresas desagradables. Arañamos la piel de la historia hasta alcanzar el hueso. El año en que escribiré una novela que se titulará Fortunata y Paulina. El año en que viajaré a la luna. El año en que sabremos que Cervantes nunca existió y nos dará igual. El año en que madurará mi corazón. El año en que resucitará el Cid Campeador y nos dará igual. El año en que, por fin, me compraré un Porsche para ir a 90 km/h por las maravillosas carreteras españolas.
Columna de MV publicada en Heraldo de Aragón,
2 de enero de 2008.
Ley de transposición de bitácoras
Postulada por Ricardo Galli, esta ley sobre bitácoras afirma que «Mientras más complejo es el tema, mayor es la posibilidad de que haya respuestas sin ningún tipo de análisis». La constante es que «la rigurosidad de los comentarios es inversamente proporcional a la complejidad del tema presentado». Y esto no solo en los blogs. También me pasa a mí. Debo de haberme quedado tran(s)puesto.■ ■
3 febrero 2022 a las 9:35
EL ENCANTO DE PERDERSE EN UN LIBRO DE ARENA («Memorias, apariencias y demasías»)
https://www.elperiodicodearagon.com/cultura/2021/12/22/encanto-perderse-libro-arena-60966200.html