Vicente Sabido: La lluvia de Cartago
Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2006
Sin tener en cuenta, y no por improcedentes, el prólogo de Sultana Wahnón, y el primer texto, titulado “Et in Arcadia”, que es como un segundo prólogo, en este caso del propio autor, La lluvia de Cartago dibuja un argumento que parte de las casas —la de la infancia y la del presente— del poeta y profesor Vicente Sabido —en el capítulo llamado “Puzzle”— y llega, en dos etapas —una en ese mismo texto, otra, al final del libro— a la de su amigo, también poeta y profesor, Miguel d’Ors. Incito al lector a recorrer ese espacio sentimental, vital y literario de esas casas que trazan prosas como “Puzzle” y “Conversación con Miguel d’Ors”, que cierra esta obra.
Además —y que me perdone su autora—, si no existiese el prólogo —nada improcedente—, el primer texto de apertura del libro sería “Et in Arcadia”, que es como un poema en prosa, casi como una cita, como la de Borges que subraya la evocación del título. (Una de las “Quince monedas” de aquel libro, La rosa profunda, de 1975.) Pero es, sobre todo, un lírico lema que impone un tono al libro, el tono de estas teselas: “Un pañuelo de tierra sembrado de hortalizas y árboles frutales. Una minúscula pradera donde siempre pacía un ternero. Un cañaveral bravío y un regato claro con el lecho de arena blanca sembrado de guijas negras”.