Inmaculada de la Fuente
Nombrar a Remedios Varo es adentrase en el misterio. Son diversos los enigmas que acompañan su pintura; extraña y extravagante fue su forma de vivir. Al menos eso se desprende de la parte de su vida que vislumbramos en las claves biográficas que recorren sus cuadros. Hasta hace unos años, una vida al abrigo de curiosos salvo para un puñado de críticos y estudiosos del surrealismo. En los últimos tiempos, la fascinación que suscita su obra, abocada a múltiples lecturas, ha alimentado nuevos interrogantes sobre los laberintos interiores que tuvo que sortear como creadora y como mujer. El tiempo de la penumbra ha pasado. Su figura emerge con fuerza desde hace años, en la doble vertiente de redescubrir su biografía y de ahondar en una obra marcada por una gran carga onírica y simbólica.