Ian McEwan
Trad. de Jaime Zulaika
Anagrama, 2011
ISBN: 978-84-339-7555-3
19,50 euros
Ha costado que me empezaran a gustar los narradores ingleses actuales. Pero ha venido ocurriendo de la mano de la editorial Anagrama. El primero que me llamó la atención fue Julian Barnes. El loro de Flaubert no se parecía a nada de lo que había leído hasta entonces. De David Lodge me gusta su parte más ensayística. Los ingleses asiáticos (Kureishi, Ishiguro) me deparaban igual momentos gloriosos que otros soporíferos. Y así podría ir contando, uno a uno, pero desde que leí Amsterdam (Anagrama, 1999), tengo a Ian McEwan como, si no el que más, sí uno de mis favoritos. La razón: sus novelas son máquinas perfectas que nos plantean dilemas morales verdaderos. ¿Es lícito usar procedimientos que detestamos frente a rivales que los usan habitualmente? La respuesta no es fácil.