Eugenio Fuentes
Ahora que se cumplen cuarenta años de la publicación de Cien años de soledad (5 de junio de 1967), resulta una experiencia muy estimulante leer al mismo tiempo dos libros complementarios: Vivir para contarla (2002), la primera parte de la autobiografía del escritor colombiano, y García Márquez: historia de un deicidio (1971), el magnífico ensayo que Vargas Llosa le dedicó antes de que ocurriera el famoso puñetazo en un cine de México DF.
Ambos libros tratan una misma materia, ambos lanzan una mirada detenida y atenta sobre los territorios narrativos de Macondo. Si el colombiano incide sobre los aspectos biográficos, no deja de lado los comentarios críticos. Si Vargas Llosa incide en la mirada crítica, tampoco desprecia los datos biográficos y dedica la primera parte del ensayo a la descripción de los episodios vitales de García Márquez hasta ese momento.