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Novedades en Crisis de Papel

  • Colección de nubes   José Miguel ViñasLos cielos retratadosViaje a través del tiempo y el clima en la pinturaCrítica. Barcelona, 2024.  “Los pintores son notarios de la historia”, se afirma en este libro, redactado con …
  • El humor, la poesía    Jaime García-MáiquezLa humana cosaPrólogo de Luis Alberto de CuencaRenacimiento. Sevilla, 2024. Jaime García-Máiquez es un poeta paradójico: muy de escuela, con claros y reconocidos maestros, y a l …
  • Qué hacer con la poesía   Raquel LanserosEl sol y las otras estrellasVisor. Madrid, 2024. La poesía es imprescindible; la mayoría de los libros de poesía que se publican son perfectamente prescindibles. O dicho con otras pal …

Novedades en Café Arcadia

  • Los papeles perdidos: Galdós en Aldeanueva   1GRANDES ESPAÑOLES Allá por 1910 o 1911, dos jóvenes periodistas  –Luis Antón del Olmet y Arturo García Carraffa– tuvieron la idea de publicar una serie de libros biográficos sobre “Los grandes es …
  • Los papeles perdidos: El misterio de la Quinta    1MARTINHO DA ARCADA En una esquina se encuentra sentado Fernando Pessoa. Su postura es muy semejante a la del famoso cuadro de Almada Negreiros. Una taza de café sobre la mesa, un cigarrillo en una …
  • Coraje y alegría: El arte de perder  Sábado, 22 de junioLOS NUEVOS MÁRTIRES Hojeo el periódico mientras llegan los amigos con los que he quedado para comer. Cuando llegan, no puedo por menos de comentarles una noticia.             —Di …
Autor: admin 17 marzo 2007

Paul Auster: Viajes por el Scriptorium
Anagrama, Barcelona, 2007

Tras el baño de multitudes del premio Príncipe de Asturias, una película aún por estrenar y el enorme éxito de ventas de Brooklyn Follies, Auster vuelve con Viajes por el Scriptorium a su estilo de narración más personal, metafictivo y abundante en subnarraciones truncadas. Coincidiendo tal vez con Godard en afirmar que el relato clásico no da más de sí, el autor de New Jersey se aleja del discurso lineal, de la disposición convencional de su anterior novela, para lanzarse a una de sus obras más enigmáticas. Habría que acuñar el término “metaausteriana” para definir esta breve novela en la que el autor usa y abusa de personajes aparecidos en sus anteriores obras, dando por hecho que va dirigida a un lector muy selecto o ideal.

Autor: admin 16 marzo 2007

Antonio Porchia: Voces reunidas
Pre-Textos, Valencia, 2006

La vida de Antonio Porchia es tan parca en sucesos externos que su biografía cabe en unas líneas. Nació el 25 de noviembre de 1886 en el pueblo de Conflenti, en la Calabria italiana. Tras el fallecimiento de su padre en 1900, la madre decidió emigrar a Argentina, con los siete hijos del matrimonio. Llegaron a Buenos Aires en 1902, y el joven Antonio, que era el primogénito, se vio en la obligación de ponerse a trabajar. Durante el resto de su vida, desempeño los más diversos oficios: apuntador en el Puerto, tejedor de cestas, impresor en el barrio de San Telmo. En 1940 funda con un grupo de pintores la Asociación de Arte y Letras Impulso, de la que llegó a ser presidente andando el tiempo. Era tímido, bondadoso, reservado y cortés, según el comentario de algunos amigos. La modesta casa que albergó su retiro, en Olivos, se convirtió en un lugar de encuentros para quienes le tenían por un maestro verdadero en la expresión de la verdad, la bondad y la belleza. Murió el 25 de noviembre de 1968 en su casa de Olivos, como consecuencia de una caída que había sufrido dos años antes.

Autor: admin 16 marzo 2007

Esther Tusquets: ¡Bingo!
Anagrama, Barcelona, 2007

Un hombre a punto de cumplir sesenta años, un hombre que “ha dejado de desear” y desconoce ya la urgencia y la avidez que le habían llevado a vivir pasiones fulminantes, un hombre inmerso en un desinterés “del que le da vértigo medir la profundidad y que lo abarca todo”, un hombre cuyo presente está cada vez más carcomido por la indiferencia y la desgana, un hombre que siente como nunca antes el peso de la juventud perdida y el camino hacia la muerte como la negación definitiva de todos los anhelos y proyectos irrealizados por miedo o por prudencia o por otros motivos… Ese hombre vacío de deseos, una tarde en que los primeros calores anuncian el tórrido verano inminente, entra por casualidad en un bingo para escapar del tumulto y del ruido de la calle y para sumergirse en un recinto silencioso, oscuro y frío y así acallar su inquietud y matar el tiempo hasta la hora del anochecer y regresar a casa, a la esposa y a la cotidianidad anodina y rutinaria.

Autor: admin 16 marzo 2007

Florencia Abbate

Florencia Abbate nació en Buenos Aires en 1976. Escritora, periodista y profesora de la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado los libros de poemas Puntos de Fuga (Tantalia, 1996) y Los transparentes (Libros del Rojas, 2000), la investigación El, ella, ¿ella? —apuntes sobre transexualidad masculina— (Perfil, 1998), Literatura latinoamericana para principiantes (2003), Deleuze para principiantes (Era Naciente, 2001), el volumen de cuentos para niños Las siete maravillas del mundo (Estrada, 2006), la antología Una terraza propia. Nuevas narradoras argentinas (en Argentina: Norma; en Perú: Estruendo mudo, 2006) y las novelas El grito (Emecé-Planeta, 2004) y Magic Resort (Emecé-Planeta, 2007).

Autor: admin 16 marzo 2007

Eugenio Fuentes

Ahora que se cumplen cuarenta años de la publicación de Cien años de soledad (5 de junio de 1967), resulta una experiencia muy estimulante leer al mismo tiempo dos libros complementarios: Vivir para contarla (2002), la primera parte de la autobiografía del escritor colombiano, y García Márquez: historia de un deicidio (1971), el magnífico ensayo que Vargas Llosa le dedicó antes de que ocurriera el famoso puñetazo en un cine de México DF.

Ambos libros tratan una misma materia, ambos lanzan una mirada detenida y atenta sobre los territorios narrativos de Macondo. Si el colombiano incide sobre los aspectos biográficos, no deja de lado los comentarios críticos. Si Vargas Llosa incide en la mirada crítica, tampoco desprecia los datos biográficos y dedica la primera parte del ensayo a la descripción de los episodios vitales de García Márquez hasta ese momento.

Autor: admin 15 marzo 2007

Peter Bogdanovich: Las estrellas de Hollywood por Peter Bogdanovich: retratos y conversaciones
T&B, Madrid, 2006

Cuando Peter Bogdanovich era un adolescente soñaba con ser actor y un día, en torno al Año Nuevo de 1954 en Nueva York, mientras caminaba por la calle 55 se encontró a Marlon Brandon vestido con la indumentaria que utilizaba para la película en la que trabajaba en ese momento. Llevaba puesto el atuendo con el que todos, desde La ley del silencio, identificamos a los estibadores neoyorkinos: chaqueta de leñador a cuadros, pantalones de trabajo y botas de motorista. Aquel día Bogdanovich tuvo la oportunidad de pedirle un autógrafo a uno de sus actores favoritos, y no la desperdició. Caminaron un rato juntos hasta llegar a un semáforo en el que Brandon se despidió jovialmente del chaval para cruzar la calle. Mientras se alejaba, el joven Bogdanovich vio que la ya por entonces estrella pisaba una mierda de perro y estuvo a punto de gritarle para prevenirlo, pero no lo hizo, quizá porque pensó que después de todo, aquello daba buena suerte. Posiblemente suerte es la palabra clave en la vida de Bogdanovich. Con el tiempo, aquel joven estudioso del teatro y el cine, aspirante a actor y discípulo de Stella Adler, llegó a dirigir películas, formando parte muy activa de la generación que renovó el cine de Hollywood en los años setenta —los Scorsese, Coppola, Spielberg, Hal Ashby, Lucas, etcétera— y buena prueba de ello son sus primeros trabajos: El héroe anda suelto, La última película o ¿Qué me pasa, doctor?

Autor: admin 15 marzo 2007

Martín López-Vega

En Notre-Dame han instalado, sustituyendo a los tradicionales confesionarios, un moderno “Centro de confesiones” que se parece más al despacho de un médico o de un abogado que a un tal confesionario. Hasta tiene un rótulo que anuncia (antes se hubiera podido decir reza, pero ahora ya no): “Dialogues. Confessions”, que parece el título de un moralista de esos que tanto abundan por estos pagos. Como uno no pertenece a la secta se queda con la curiosidad: ¿en lugar de indicar la penitencia, extenderán una receta?

*

He pasado de nuevo por Gibert Jeune, que es, a mi modo de ver, el modelo de lo que deberían ser las librerías del mundo: libros nuevos y viejos apretados en amistosa compañía. Si acaso, añadiría tan solo una planta más con un café como los de las librerías Barnes & Noble de Nueva York, aunque aquí pondría una sucursal del café Le Luxembourg y el café sería otro, no mejor, no entremos ahora en discusiones sobre el café, pero sí más parisino.

He comprado algunos libros, entre ellos algunos de Claude Roy, un poeta y diarista que pensaba uno que cualquiera haría un favor descubriéndoselo a los españoles y que, a este paso, va a haber que descubrírselo también a los franceses. “La vida nunca termina sus frases”, dice. Habla también del viaje, y dice una cosa muy cuerda: “Lo que diferencia al viajero del turista es que el turista siempre anda echando pestes del turista”.

Autor: admin 14 marzo 2007

José María Merino (La Coruña, 1941) no es solo uno de los principales narradores españoles de las últimas décadas, sino que es de los pocos que ha cultivado todas las modalidades de la prosa narrativa, del microrrelato (Cuentos del libro de la noche, 2005) a la novela (La orilla oscura, 1985, premio de la Crítica), sin olvidar el cuento (Cuentos del barrio del Refugio, 1994) y la novela corta (Cuatro nocturnos, 1999). También ha publicado poesía (Cumpleaños lejos de casa, 1987 y 2006), narrativa juvenil (Las crónicas mestizas, 1992) y ensayo literario (Ficción continua, 2003). Con el resto de su obra ha obtenido el premio Novelas y Cuentos (Novela de Andrés Choz, 1976), el Nacional de Literatura Juvenil (No soy un libro. Los trenes del verano, 1993), el premio Miguel De­­libes de Narrativa (Las visiones de Lucrecia, 1997), el premio de narrativa Ramón Gómez de la Serna (El heredero, 2003) y el NH para libros de relatos (Días imaginarios, 2002). Tiene inédita una novela, El lugar sin culpa (premio Gonzalo Torrente Ballester, 2006), que aparecerá en breve en la editorial Alfaguara. Sus microrrelatos han sido incluidos en las mejores antologías dedicadas al género, tanto españolas como hispanoamericanas, y sus reflexiones teóricas son ya lectura imprescindible para cualquiera que se interese por él. Estos minicuentos, así prefiere Merino denominarlos, corresponden al libro La glorieta de los fugitivos, que será publicado por la editorial Páginas de Espuma en septiembre del 2007.

Autor: admin 13 marzo 2007

Bruno Mesa

Las letras son como las maletas de doble fondo, todos conocen su apariencia, algunos su apetecible contenido, pero solo los curiosos, los imprudentes o la policía saben encontrar el bolsillo secreto que lleva hasta los diamantes de contrabando, esos que ocultaron unos espías al cruzar la frontera prohibida que hervía en alambradas. En las letras, en el doble fondo de su maleta, envuelto en un rectángulo de terciopelo negro hay escondido un surtidor de magia que pasa inadvertido por nuestros oídos, indiferentes a ese milagro. La costumbre hace que decline su misterio como el tenue velo de los años hace que se pierda aquel rostro que iluminó una tarde azarosa, esa tarde que falsamente imaginamos inolvidable.

Las letras de cualquier idioma revelan un sonido o un sabor, anuncian un paisaje o prometen una alegría, según quién las acompañe en cada palabra. Fácil será entrever que son enemigas encaradas cuando pronunciamos heterótrofo, pero si las dejamos sosegarse en compañía, y alguien que nos estima pronuncia melancolía, entonces la batahola y el violento descampado se transforman en un claustro, en un sosiego, y el callejón de los ­tahúres se vuelve noche apaciguada frente a un café y un amigo.

Autor: admin 12 marzo 2007

Philip Roth: La contravida
Seix-Barral, Barcelona, 2006

Supongamos que todos sabemos quién es Philip Roth y que hemos leído algún libro suyo. Supongamos, también, que todos estamos de acuerdo en que, si es que tiene algún valor, que lo tiene, debería ya haber ganado el premio Nobel. Supongamos que también conocemos a ese álter ego llamado Nathan Zuckerman, un personaje recurrente, egocéntrico y lúcido, de los que dicen las cosas a la cara y no se frena jamás en el desarrollo de una idea. Entonces, hablemos de La contravida.

Seix-Barral publica ahora, con nuevas y cuidadas traducciones, la “Biblioteca Philip Roth”, que ya alcanza su cuarto título, tras la publicación de El oficio: un escritor, sus colegas y sus obras, Patrimonio. Una historia verdadera y Zuckerman encadenado. La contravida, como todos sabemos algo de Roth, es una novela protagonizada por Nathan Zuckerman, ese escritor que busca a dentelladas o con caricias y susurros la verdad, la sinceridad, el porqué exacto de las cosas. Sabemos que es judío —o lo que eso significa, si es que significa algo, que lo hace— y que tiene, además, una intensa y algo desordenada vida sexual y un hermano, Henry, que es el prototipo de ciudadano respetable, odontólogo, honrado y padre de familia. Pero al que también le gusta el sexo, aunque de una manera controlada y mentirosa. Ordenada. Zuckerman actúa y habla sin máscaras; Henry lleva, digámoslo así, una doble vida sexual.