Autor: 21 julio 2009

Juan Carlos Abril 
y Xelo Candel Vila (eds.)
El romántico ilustrado. Imágenes de Luis García Montero
Renacimiento, Sevilla, 2009

Frente al tono crispado de la polémica que suscitó su decisión de abandonar la práctica docente en las aulas de Granada, la Universidad Autónoma de Madrid, durante tres días, en abril de 2008, celebró el curso «La poesía de los 80. Homenaje a Luis García Montero», dando continuidad a la convocatoria «Poesía y divergencia». El encuentro trazó un atinado retrato colectivo sobre la personalidad y el quehacer creativo del autor y aquella iniciativa toma cuerpo en El romántico ilustrado. Imágenes de Luis García Montero, un libro coordinado por Juan Carlos Abril y Xelo García Candel que añade indagaciones de poetas y críticos que no estuvieron presentes en el Aula Magna.

Poeta, ensayista y catedrático universitario, la extensa obra de Luis García Montero entrelaza creación y mirada crítica. Sus poemarios han conseguido importantes premios y sus trabajos en prosa han justificado etiquetas como «La otra sentimentalidad», «La poesía de la experiencia» o «El realismo singular». Conviene recordar el didactismo de esta taxonomía: la Otra sentimentalidad fue un grupo granadino formado por Álvaro Salvador, Javier Egea y Luis García Montero que, bajo la autoridad teórica de Juan Carlos Rodríguez, desarrolló ideas de Antonio Machado sobre la historicidad de los sentimientos; por «Poesía de la experiencia» se conoce la tendencia dominante de los años noventa que aglutinaba a estéticas muy dispares, pese a la descalificación sistemática de críticos que veían en ellos una uniformidad intercambiable; fue Jaime Gil de Biedma quien puso en circulación el aserto a partir de las teorías de R. Langbaum sobre el monólogo dramático. El realismo es una propuesta escritural que defiende aledaños comunicativos y remite a un vocabulario, pulcro, sereno y reflexivo, cercano a la oralidad, que forma parte de una tradición.

El poeta ha prodigado, con frecuencia, reflexiones metapoéticas; en un lejano título, La casa del jacobino, escribió: «La historia de la poesía es el recuento sucesivo de nuestra intimidad, el memorial de las estrategias que ha compuesto el ser humano para sobrellevar sus sueños y sus culpas». Los versos obedecen a un intento de reflexión y testimonio sobre un tiempo, con un lenguaje normalizado y con un sujeto que rechaza aspavientos y cumple unos códigos de representación. El artista reivindica su oficio para dar vida a un hospitalario lugar ficcional.

Esta visión personal de su devenir se completa con un amplio recuento interpretativo. La cercanía en el tiempo del poemario Vista cansada marca el proceso indagatorio; son muy frecuentes las impresiones sobre este título reflexivo en el que se evocan recuerdos; un emotivo recuento autobiográfico en el que están los días de infancia y las identidades que marcaron el devenir vital.

Pero El romántico ilustrado. Imágenes de Luis García Montero añade otras cuestiones. La afinidad con otros autores es objeto de estudio en «Un lector apasionado», donde Irene Herranz subraya huellas de influencias que han enriquecido el tránsito del yo poético.

Alberga el texto de José-Carlos Mainer conjeturas sobre la poética realista; define el realismo como una estrategia moral e histórica que da cuenta de las cosas, e incide en considerar al poeta como un renovador que plantea en el poema un encuentro cordial con el lector.

El entusiasmo atemperado de José Luis García Martín se desarrolla en la inclusión de distintas reseñas que han seguido el itinerario creador. En «Poesía y coherencia», José Manuel Caballero Bonald incide en las relaciones entre el yo biográfico y el personaje, y ratifica la idea de que «La poesía no consiste en una operación léxica escindida de la realidad sino en una invención verosímil de la realidad»; además insiste de nuevo en la idea de una poesía útil que en su esencia reivindica la búsqueda de la libertad del ser y su afán de conocimiento.

La aportación de Juan Carlos Abril describe la conciencia poética como voluntad y representación, cuestión central del volumen ensayístico Los dueños del vacío.

Luis Bagué Quílez sondea las estrategias discursivas que el amor adquiere en el poema donde se fusionan las experiencia subjetivas —vivencias y emoción personal— y los sentimientos históricos que conforman la el legado cultural.

Ricardo Virtanen retorna a la foto individual de los ochenta, cuando el poeta busca su propia voz, primero desde el grupo La Otra Sentimentalidad y más tarde desde un realismo singular que acentúa el sustrato reflexivo.

El mosaico final es un inventario de detalles concretos que aporta las líneas más fuertes del retrato actual del escritor. En él se reflejas los distintos tramos del itinerario lírico y el pensamiento reflexivo que lo justifica. Luis García Montero genera una crítica expansiva en la que no cabe la enumeración detallada de todos los enfoques. En las argumentaciones conviven la reflexión de alcance y el acercamiento ocasional, pero este diálogo plural induce a pensar que el poeta de Granada, tras casi tres décadas de escritura, es cabeza visible de la lírica contemporánea y uno de esos nombres llamados a salvarse de los efectos erosivos del tiempo.

José Luis Morante


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